Permiso dijo un petiso

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Permiso, dijo un petiso, y se recorrió algunas cuadras para llegar al macrocentro de Rosario y aparecerse en este precioso local de ropa para los más pequeños y las más pequeñas.
No tengo hijos, no tengo hijas (o por lo menos no que yo sepa) y tampoco quisiera tener uno ahora porque no ando con ganas de cambiar pañales sucios, escuchar llorar a un crío todo el tiempo o tener que bancarme que me vomiten o me meen en la cara. Igual los amo a los niños, pero cuando son más grandecitos.
De todos modos, trabajé mucho con chicos y este lugar es hermoso para comprarles ropa. Es barato, acepta muchas tarjetas y vende ropa preciosa. Para escapar a las marcas que intentan monopolizar el mercado, este lugar ofrece mercadería alternativa de mucha más calidad y mejor precio.
Además, te atienden de una forma maravillosa.
Recomendadísimo.