Palacio Fuentes

Siempre es agradable pasar y volver a mirar un edificio como este en el que cada día descubro cosas que antes me habían pasado.
Otro gran icono de la arquitectura Rosarina, haciendo historia este Palacio fue construido entre los años 1922 y 1927, se lo hizo en base a un proyecto realizado por el Arquitecto Juan B. Durand a pedido de Juan Fuentes Echeverría, un inmigrante español nacido en 1852, que arribara a la República Argentina con tan sólo 27 años de edad. Propietario de la esquina de Sarmiento y Santa Fe. Este magnífico edificio conocido como Palacio Fuentes, patrimonio de la ciudad por su valor artístico-​arquitectónico es una fabulosa muestra de la arquitectura rosarina enmarcada en el eclecticismo-​academicismo y que quiso dejar como muestra de agradecimiento y luego de varios años de lucha y honrado trabajo, con el propósito que perduraran su nombre y su edificio como hitos en la historia de la ciudad. Todo el edificio es de una insuperable belleza, los elementos que lo componen, como el mármol verde oscuro que identifica su fachada así como los bronces y azulejos, fueron importados de Alemania e Italia. La formidable puerta principal, totalmente de bronce de cinco metros de altura que se encuentra en la ochava, fue diseñada por Manuel Ocampo inspirado en las Puertas del Paraíso del Bautisterio de San Giovanni (Florencia. Italia). Se hizo construir en Alemania y es toda una manifestación de las más diversas culturas humanas. Pequeñas y bellísimas imágenes en bronce de la Venus de Milo, un Cacique nativo con todos los atributos de su estirpe, la cara del arquitecto, el ingeniero, algunos políticos de la época, otros exponentes de la historia del arte, el propietario y su inmenso escudo con las letras JF que se repiten, en menor tamaño, en las puertas secundarias de las calles laterales. Sobre la magnífica puerta principal se deja ver la torre con distintos niveles que va reduciendo su tamaño y es rematada por una veleta con forma de arado, que simboliza el modo como logró ganar su fortuna. En los niveles superiores sobresalen exquisitas columnas corintias y una especie de grandes sostenes verticales, para terminar con una baranda con las esculturas ubicadas en nichos. Se destaca en la torre de este lujoso y moderno diseño de la época, el reloj de cuatro cuadrantes que reproduce el sonido del famoso Big Ben de Londres.

Claramente el Palacio Fuentes está en el top cinco de edificios de la ciudad. Tiene una majestuosidad que apabulla y encima está ubicado en una muy linda zona, frente al bar El Cairo.
Las cosas que siempre me atrajeron de este edificio, aparte de su imponencia –este es uno de esos edificios que parece decir «hola, acá estoy, seguro que ya me conocés”-, fueron su frente color negro –en la planta baja, granito gris verdoso oscuro– con algunos detalles de enchapado en bronce; las farolas modernistas de bronce del quinto piso (unos pedazos de artefactos increibles); la cúpula con el pararayos y el reloj de cuatro caras; y la fachada simil piedra París con revestimiento que imita ladrillos cruzados.
Por adentro para que hablar, cosas de bronce por todos lados, el buzón, los detalles de la puerta del ascensor… hasta el ascensorista parece de bronce reluciente. Afuera el edificio esta repleto de esculturas, sólo basta mirar para arriba, incluso la puerta de bronce traida de Grecia esta repleta de altorelieves que sobresalen.
De la misma forma que con el Palacio Minetti (que se inauguró cuatro años después) este edificio construido con materiales importados (también fue el primer edificio construido en hormigón armado de Rosario) fue el símbolo de una burguesía agropecuaria en ascenso que parecía no tener límites y que construían estas obras de arte como mostrando de las maravillas que eran capaces. En este caso quien mandó a construirlo fue la S. A. Agrícola Ganadera Juan Fuentes.

Rosario tiene una arquitectura para admirar, después del Monumento a la Bandera, le siguen algunos edificios en belleza y patrimonio cultural como el Palacio Fuentes. Este imponente edificio fue el legado de un inmigrante, Juan Fuentes, analfabeto, sin ninguna posesión, empezó desde abajo y logró ser un gran empresario agrícola ganadero de la zona. Como gesto de acrecimiento a la ciudad que le permitió crecer y poseer una gran fortuna decide construir en 1922 esta gran obra de arte, cuya construcción terminó en 1927. Este emblemático edificio fue el primero en la ciudad con estructura de hormigón armado, el arquitecto Juan B Durand fue el encargado de realizar este magnífico proyecto. El edificio cuenta con locales comerciales en la planta baja, 5 pisos de viviendas y un entrepiso de oficinas. Se destacan su fachada, de símil piedra Paris, un basamento de granito gris verde oscuro; se destacan una galería en los laterales, un balcón con loggia, un arco con figuras y el cuerno de la abundancia con frutos y una torre con reloj, un faro, una veleta con forma de arado (representando las tareas del campo). Las columnas son del mismo granito y tiene adornos metálicos de bronce patinado formando una tiara de ángeles en su ingreso. Estos detalles y las puertas de bronce imponentes en su entrada hacen que sea algo de admirar, es imposible pasar por la esquina de Sarmiento y Santa Fe y no detenerse a admirar semejante obra arquitectónica. Como detalle en el cuarto piso hay una serie de hornacinas con esculturas, entre ellas se destaca la Venus del Nilo.
Este edificio patrimonial, representa nuestra identidad, nuestra historia, una belleza en el centro de la ciudad.

Quienes vivimos en Rosario tenemos la suerte de vivir entre joyas como el Palacio Fuentes. Este tipo de edificios no hay que tomarlos como algo natural, porque no lo son. Su fundador, al igual que el quien construyera el Palacio Minetti fue un inmigrante, que llegó a estas tierras siendo un hombre muy pobre y comenzó trabajando de lavacopas. Con arduo y honesto trabajo en el area agrícola ganadera amasó una enorme fortuna y como legado nos dejó esta joya de la arquitectura. Quienes lo conocieron, cuando le preguntaron por que motivo decidió realizar este colosal edificio respondió «Donde se come el pescado se dejan las espinas», haciendo alusión a la tierra que le dió la oportunidad de crecer de una forma inimaginable y de esta forma, él dejaba su legado. Así, Juan Fuentes Echeverría construíà la aguja más alta de la ciudad en ese momento, 65 metros sobre el nivel de calle, que era rematada por un faro, el cual se divisaba desde el pueblo que llevaba su apellido, a 15 km de distancia.
La puerta del edificio, esa enorme mole de bronce, de 5 metros de altura por 3 de ancho, representa los cuatro vientos, el verano, invierno, otoño y primavera, el tiempo, la agricultura, la ganadería, las musas de las artes y las ciencias, también se reproduce en ella los personajes que participaron de su construcción, dos presidentes de la nación y el mismo Juan Fuentes.
Detenerse a contemplar este edificio es gratis, conocer y apreciar nuestro patrimonio ayuda a valorar lo que tenemos. Es genial caminar por Rosario mirando para arriba :)

El Palacio Fuentes es un ícono de la ciudad, está ubicado en la esquina de Sarmiento y Santa Fe, frente a otro edificio de la ciudad, El Cairo. Debe su nombre a quien mandó a construirlo, Juan Fuentes Echeverría, un inmigrante español, que llegó a Argentina para escapar de la pobreza, y que supo convertirse años después en el mayor productor de maíz de la provincia de Santa Fe, al punto de que fue considerado uno de los «Reyes del agro» (el pueblo Fuentes se fundó en torno a sus campos)
El edificio de seis pisos, que en lo más alto tiene una torre con un reloj campanario, tardó casi cinco años en construirse (Se terminó en 1927). En ese momento, se importaron desde Alemania e Italia los mármoles, grifería, aberturas en madera, bronces y azulejos. Con tecnología de avanzada para la época, el Palacio Fuentes se diseño previendo calefacción central y sistema de radiadores, dormitorios en suite, portero eléctrico, ascensores y dependencias y áreas de servicios.
El edificio pasó por un período de decadencia, pero hoy en día tiene sus puertas abiertas al público (se puede visitarlo en cualquier momento, pero organizan visitas guíadas), luego de que la Fundación Estudios Litoral Argentino inviertiera una fuerte suma de dinero para remodelarlo.
Dicen que es uno de los edificios más fotografiados de Rosario, desde afuera se pueden apreciar sus puertas de bronce, tan altas como llamativas. Lo que no me gusta, es que por alguna razón, la entrada siempre esta llena de moscas! Le quitan toda la elegancia! jaja
Entrás y te encontrás con un salón grande y elegante, de los materiales más finos. A la derecha, están las escaleras por las que accedes al subsuelo, que en su momento fue la confitería El Cifré, y hoy es el Museo de la Democracia, un lugar que vale la pena visitar por lo imponente y bello del salón.