Siempre que voy a viajar hago todo mal, el bolso 5 minutos antes, llego transpirado y estresado a La Terminal, con muchos problemas de haber tenido un día lleno de malas decisiones que terminan en la angustia que me genera ser tan poco expeditivo y eficiente, entonces después quiero comprarme algo para consumir hasta que espero que llegue el colectivo que me va a llevar a algún lugar, seguro faltan dos horas, porque para el que quería conseguir llegué tarde. Entonces como tengo tiempo, y además comprarme algo dentro de la Terminal sería un lujo burgués que no estaría permitiéndome después de haberme tomado un taxi para(no) llegar a horario, salgo caminando hasta este mini con precios normales, de paso tomo un poco de aire y gases tóxicos de la cantidad de colectivos que pasan por Caferatta, medio me acuerdo que ser un cuelgue tiene sus ventajas. En el mini venden de todo lo que venden los minis que son completos, así que me compro unos Lengüetazos, una Pritty, y me voy a la placita ahí cerca, me siento en una hamaca y vuelvo a tener 12 años. Todo ésto si mi infierno de decisiones fue de día, de noche sabemos que las zonas de terminales son más complejas, pero el mini sigue abierto y vende cerveza y todas las demás bebidas en calidad media-baja. Y se puede acompañar con chisitopalitomaní para que los jóvenes la pasen re bien. Y como está cerca de la terminal también ofrece algunas comiditas tipo empanadas, sanguches, qué se yo, aguanten las golosinas.
Natalí C.
Place rating: 3 Rosario, Argentina
Después de viajar tantos años en colectivo, uno puede descubrir que en la ciudad la mayoría de las cuadras repiten una o dos veces el mismo rubro comercial. Y, estoy hablando del kiosco o minimarket! En el caso de Black and White, que de blanco y negro no tiene nada, suma mucho la ubicación porque estar a una cuadra de La Terminal de Ómnibus supongo que da garantía de éxitos, al menos la seguridad de quien vaya para allá y necesite comprar algo, puede frenar acá. Nosotras vamos seguido porque es el más cercano al departamento de una de mis amigas y cada vez que nos juntamos compramos acá las masitas dulces para el mate, las facturas si es media mañana o las empanadas regordetas y sabrosas que traen al mediodía, justo para el almuerzo. Además, cuenta con cuatro heladeras llenas de todas las gaseosas y aguas saborizadas del mercado, yogures, ensaladas de frutas, sandwiches, cervezas, vino y bebidas energizantes. A ellas, se le suman dos freezers de helados y las estanterías de snacks y saladitos. Más allá de todo esto, es obvio que los mostradores están repletos de golosinas, chocolates de todas las marcas, alfajores, caramelos, chicles, cigarrillos y todos los productos que uno quiere encontrar en los kioscos porque este es su fuerte. Pero eso no es todo, como todo lugar que se precie de ser mini, tiene mesas y banquetas para que el que quiera se tome algún café, coma algo o aproveche a hacer tiempo, como hice yo hoy cuando tenía que esperar que mi amiga llegue a la casa y no quería seguir mojandome con la lluvia del mediodía.