Con mi grupo de amigos del colegio, tenemos reservados sin concesiones dos viernes al mes para comer uno de esos asados épicos, donde levantarse de la silla puede consistir en la práctica de un deporte extremo. Y todos sabemos que más allá de las abundantes ensaladas y el vino que acompañan, lo fundamental es tener un lugar de confianza donde comprar la carne, y que para evitar quejas y abucheos debe cumplir con cierto estándar. Es por eso, que una vez que dimos en la tecla con la carnicería del supermercado Fragata, nos volvimos fieles clientes. Los encargados de las compras somos dos, y tratamos de ir siempre ni bien nos desocupamos el viernes a la tardecita, para evitar el caos de última hora. También es el sitio recurrente para comprar los chorizos y panes para las choripaneadas con las chicas del club, después de los partidos. Me gusta este súper, porque tiene el tamaño justo, ni muy grande ni muy chico, tiene variedad y buen precio. Las ofertas las publican en la vereda, y siempre me he llevado productos de calidad.