Don Pichón Parrilla

Parrilla muy agradable con un ambiente muy cálido dónde uno se siente muy cómodo.
Amplia carta dónde la especialidad es su parrilla. Platos abundantes y muy bien preparados dónde también encontramos una gran variedad de vinos para acompañar un gran almuerzo o cena.
Postres clásicos bien preparados que son la pareja perfecta de los platos principales servidos.
Muy familiar y perfecto para esas reuniones de cumpleaños, aniversarios y eventos especiales.
Precios para nada exuberantes. La calidad del lugar justifica totalmente sus precios.
Altamente recomendado

Es como estar en casa. Todo rico. Una atención barbara. Es super recomendable. !!!

Don Pichón es una parrilla restaurante ubicada en Barrio Alberdi, más precisamente sobre calle Maciel al 495. A su lado hay una plazoleta chiquita y otro espacio verde en uno de los laterales.
El lugar me encanta desde afuera ya que tiene un cerco vivo precioso y bien podado que cubre una parte de su patio y desde adentro también. Las mesas son redondas y están hechas de carreteles de cables restaurados y barnizados que son divinos. El estilo es bien rústico, mucha madera y cacharros que cuelgan del techo. Tienen la parrilla a la vista, donde podés ver que las carnes se asan en el mismo momento.
Probablemente sea uno de mis lugares preferidos, donde he comida la mejor parrillada de mi vida, sin ser exagerada este lugar se merece 10 puntos y más!
Lo conocí gracias a mi novio, que me llevó a cenar un sábado a la noche. Disfrutamos de una parrillada para 2, acompañamos con papas fritas (me encantan porque son caseras, grandes y cortadas a cuchillo!), ensalada de rúcula, tomate y parmesano y el infaltable Trumpeter. No hay mejor plan que éste!
Cuando vinieron de visita mis tíos con una pareja amiga, querían ir a comer una buena parrillada un domingo al mediodía. Llamé por teléfono y reserve una mesa en Don Pichón. Quedaron sorprendidos y encantados por la calidad del asado y la abundancia de los postres. Pidieron un tiramisú que era enorme y aún entre 2 personas no lo podían terminar!
La atención de los mozos es muy buena, son muy rápidos y atentos.
Los precios son muy accesibles. baratos si tenemos en cuenta la calidad de servicio que brindan y lo bueno que es el asado. carne tierna y bien cocida.
Excelente con todas las letras, 100% recomendable!
Dato importante: los días de semana está abierto sólo por la noche y los fines de semana también están de mediodía.

Esa noche íbamos al teatro y antes quisimos salir a comer bien. Nos contaron que había un lugar muy lindo en La Florida y quisimos conocer. Estábamos en el centro, por lo que nos quedaba bastante lejos, pero como andábamos con tiempo decidimos ir igual. Mientras andábamos con el auto por calle Rondeau sabíamos que teníamos que doblar a la derecha pero como no es nuestro barrio no conocíamos las calles. Doblamos en una pero tuvimos que dar varias vueltas hasta, después de preguntarle a un par de personas por la dirección, llegamos al lugar.
El espacio es hermoso emplazado en una esquina amplia del barrio del La Florida. La primera sensación es que es una estancia de campo. Así. Muchos árboles y la construcción de madera. Como ya era de noche, la luz dorada que salía del interior iluminaba la vereda. La noche era perfecta.
Entramos por una glorieta cubierta de alguna enredadera con flores cuyo color no distinguí. Como era jueves fuimos sin reserva y pudimos encontrar mesa rápido. Pedimos un matambre de cerdo con roquefort y una porción papas noisettes con una ensalada de rúcula y parmesano. El pedido salió al toque y la comida estaba muy rica. Compartimos el matambre (a sugerencia de la moza) ya que era una porción abundante. Se puede pagar con tarjeta.
Adentro la decoración es campestre. Los ladrillos a vista y los accesorios y luminarias de madera componen la escena. Una mezcla que le da una calidez incomparable al ambiente.
Desde la mesa en la que estábamos sentados, justo al lado de una de los grandes ventanales podíamos ver un carro que adornaba el jardín que precedía el restaurante. Un lugar bello para disfrutar junto a una compañía especial.