Esta es mi farmacia, aquella de la cual me convertí en clienta hace unos años. El estilo de vida de esta ciudad, hace que recurras a situaciones de familiaridad que sin darte cuenta vas adquiriendo a lo largo de los años. El trato maravillosos, distendido y donde el consejo es siempre bueno, hacen que uno se convierta en cliente. Son situaciones de vida cotidiana de una ciudad que funciona con mentalidad de pueblo, la llamas por teléfono y te prepara los medicamentos como para que cuando pases la conversación se remita a cuestiones locales. Pero, desde un punto de vista farmacéutico, está muy bien surtida de los medicamentos que toda farmacia tiene y de aquellos que sus clientes necesitan bajo tratamiento. También hay perfumería y un apartado pequeño dedicado a la estética. Yo entro y voy directo a la balanza a quejar en voz alta mientras nos reímos las dos. Lo que si tiene, y es lo que más consumo, un exhibidor impresionante de hierbas medicinales que suplen, en mi caso, muchos medicamentos y sobre las cuales le hablo con mucha propiedad, reflexionamos juntas. Espacioso local, céntrico sobre el Bv. San Martin y donde podrás encontrar el cartel que anuncia cuál es la farmacia de turno en esa noche o día.