Ña Pancracia

Llame 3 veces para pedir delivery. En las tres oportunidades no tenian stock del producto que pedimos. Pedi un bife de chorizo jugoso, alcarando varias veces que fuera jugoso y vino secazo, el puro que acompañaba tenia menos onda que un renglon. Pedi una cazuela de locro, que llego en una pesima presentacion toda chorreada y solo con 2 pedazos de carne, puro poroto. La verdad me dejo un justo demasiado amargo. No creo que pida de nuevo.

Wi-​Fi: No tiene.
Vivíamos a una cuadra de Ña Pancracia, en su momento estaba en 9 de julio casi Avellaneda. Llamaba la atención la simpleza y el toque hogareño del lugar. Pasabamos a menudo por ahí y en medio de la tentación entramos para probar. Pedí una milanesa con fritas, debe ser clave en esta clase de comedores tener especialidad en este plato. Así fue, toda esa tradición que demostraba tener, era correcta.
A las dos semanas quisimos volver, y ahí comenzó el drama. Abría cuando pintaba y cerraba de la misma manera. Hablando con alguno de los empleados supe que era solo cuestión de los ingredientes que tuvieran. Si les fallaba algún proveedor o no podían ir a comprar, no abrían.
La gente siguió siendo fiel, pese a estos contratiempos, hasta que pasado un tiempo empezó el rumor, que luego se convertiría en realidad. Nuevo local. Tres veces más grande, en la dirección donde ahora reseño. La misma calidad de siempre, y la misma humilde atención que caracteriza a Ña Pancracia.
Si estas por el centro, pegate una vuelta. Es como comer en tu casa y que tu vieja te diga que ya te tiene la cama lista para la siesta. Un abrazo al alma.
Just That.

Siempre pasé por aquí pensando en visitarlo para degustar un plato tradicional, porque el lugar llama a hacerlo. Sin embargo, la ocasión en que me decidí a entrar fue para comprar una empanaditas para llevar y compartir en una reunión. Las encargué y a la hora estipulada las retiré. Fue un viernes al medio día. El lugar de a poco se iba colmando de comensales y el mozo iba y venía al parecer llevando pedidos a clientes de la zona (porque salía con los paquetes pero a pie). La atención fue un poco descuidada. Inclusive, debe haber sido casualidad pero mientras esperaba el dueño o alguien de confianza se dedicó a «enseñarle» a uno de los mozos cómo debía tirar el café y la verdad es que llegó un momento que hasta yo me puse incómoda por la forma en que lo trataba. En cuanto al ambiente, es amplio, agradable y cuidado en los detalles. Con las empanadas quedé muy bien y el precio por docena es bastante similar a los de otros negocios. Vale la calidad. Al poco tiempo, pasé por la mañana y vi que ofrecen variedad de desayunos (simple, completo, campestre, light y una nueva opción con mix de frutas). Parece que siempre están atentos a las nuevas demandas de sus clientes.

Ña Pancracia comenzó siendo un pequeño restaurante y delivery ubicado sobre la calle 9 de julio casi Avellaneda. A pesar de su horario incierto (abrimos cuando llegamos, cerramos cuando nos vamos) siempre que estaba abierto se llenaba de gente. Tras un tiempo se decidieron y se mudaron al local actual que cuenta con un enorme salón principal y una sala en un segundo piso. A eso se suman las mesas en la vereda.
Punto a destacar: cuando Ña Pancracia se promociona por sus comidas caseras, es una verdad indiscutible. Sus comidas me recuerdan a las que preparaba mi abuela. Lo que recomiendo es la tarta gallega todo el año y el locro para los días fríos. También hay entre otras alternativas, pastas artesanales, cazuelas de humita y mondongo. Las empanadas de carne cortada a cuchillo picantes son sólo para los valientes. Pero además de comidas para almuerzo y cena, en Ña Pancracia también podés desayunar y merendar. Su horario ya no es incierto, el lugar ahora mantiene las puertas abiertas todo el día.
Además tenés dos opciones: o te quedás y disfrutás del local con sus mesas de madera, sus lámparas hindúes con vidrios coloridos, la pecera central y los cuadro retro, o hacés tu pedido y disfrutás de la comida en la comodidad de tu casa.

Conocí este lugar, ya que me mudé recientemente a una cuadra del mismo. Naturalmente algún día no iba a tener ganas de cocinar, asique ese día fui a Ña’ Pancracia. Fue un fin de semana, cerca de las doce de la noche, un horario que considero que no era demasiado tarde, como para que ya no tengan prácticamente nada de lo que ofrecíà la carta. Terminé comprando un par de empanadas, que no estaban mal.
Luego de esta deslucida primera experiencia, volví a ir pero esta vez en horario de almuerzo, y decidí quedarme a comer en el salón.
Tiene un salón bastante grande, y además también podes sentarte en el primer piso, por lo que lugar normalmente no falta.
La atención fue dentro de todo rápido, y la comida buena. En la carta no tiene demasiadas opciones para vegetarianos, pero cubre lo básico. Eso sí, para fechas especiales como ser el primero de mayo saben hacer un locro que escapa positivamente de los parámetros de este lugar, para recomendar.
También algo que le suma a este lugar que maneja un precio para el menú del día que está bien, pero no es un lugar al que elegiría para un almuerzo en grupo o para una reunión ejecutiva.

Es un lugar con trayectoria en la ciudad, son 11 años que llevan realizando comidas caseras, sobre todo criollas que es la especialidad, por ejemplo tienen una gran variedad de cazuelas (locro, humita, pollo, lenteja, y seguro alguno me olvido) y obviamente empanadas (la más rica es la criolla de carne cortada a cuchillo). Como en cualquier otro lugar vas a encontrar también pizzas, tartas, sándwiches y minutas.
En Ña Pancracia también te ofrecen un menú ejecutivo por el medio día, que podes elegir llevártelo o consumirlo en el local.
El local es lindo, es tranquilo y muy amplio. Tiene una pecera gigante (quizás a alguno le importa).
Clave de WiFi: redpancracia