Situado en en valle de Punilla, mas precisamente en la localidad de La Falda, tuve la oportunidad de conocer este maravilloso lugar por un paseo familiar hace varios años. Fui en verano, época ideal para poder disfrutar de todas sus virtudes. Muy similar a una reserva rodeado de una exuberante vegetación, cuenta con guías turísticos y un parador donde se puede comer y tomar algo, contiene espacios destinados a los niños, toboganes acuáticos, asadores, etc. Es un lugar representativo y muy reconocido de La falda donde nadie puede dejar de ir. Haciendo referencia a su historia su nombre se debe a la formación artificial de siete caídas de agua que se originan en el Río Grande de Punilla una visita obligada de la ciudad. Eso si, aun en verano el agua que cae de la cascada de una altura impresionante es fría-helada y cuidado si te ubicas para que te caiga en el cuerpo, pega como piedra. Se puede hacer caminatas por los alrededores del complejo y conectarse con la paz serrana. El predio es ideal para disfrutar en familia o con amigos. El lugar, de negativo no tiene nada, pero si no puedo dejar de mencionar que la gente ensucia mucho y cobran entrada para ingresar al complejo.