Sabía que Venías y Preparé un Pastel

Por lugares como este es que valoro tanto las recomendaciones de Unilocal,tenía muy buenas críticas pero la distancia demoró la verificación de lo que decían.
Ver de entrada tooooodas las cosas ricas que hacen en el mostrador es un buen augurio de lo que se viene, siguiendo un consejo que nos dieron pedimos la merienda para dos y la compartimos entre tres, pero aún así sobraron dulzuras que pudimos llevar a casa, tratamos de probar todo pero no llegamos, nos quedaron de postre para mas luego.
Cada cosa que probábamos era mas rica que la anterior, todo muy bien presentado y preparado.
Realmente vale la pena el viaje, sobre todo en temporada, te das una vuelta por río y vas a merendarte algo riquísimo.
Solo espero que alguna vez tengamos algo así mas cerca.

Muy buen lugar para desayunar o para un brunch, una carta muy variada con opción de te cena para la noche. Vine a desayunar un domingo, tuve que esperar un poco a que trajeran el pedido, pero valió la pena, muy rico todo. El jugo de naranja 0 acidez. Hice check in y me apareció un cartel que me regalaban una cookie, excelente.

En lo que a decoración y carta se refiere, un típico lugar Palermitano en Capilla del Monte.
La carta es correcta, quizás un poco pretensiosa.
Fui en ocasión de cenar, con una amiga y nuestros hijos. Tienen carta infantil, con 4 platos muy básicos. Pedí para mi hija hamburguesa con papas, a las papas le pusieron pimentón y la hamburguesa era Paty de los finitos y quemado. El queso no estaba derretido. En lo que a la propuesta infantil confiere, un fracaso.
La atención del mozo fue buena, intentando resolver nuestro inconveniente. El servicio es lento.
El salón es muy lindo presenta mesas en exterior y en una especie de terraza.
Hay moscas, como en todos lados, pero siendo que todo el salón es en exterior deberían buscar un modo de solucionarlo.
El wifi no funciona bien, tarde unos 20 minutos en poder subir esta reseña ;)

No es la primera vez q voy ni va a ser la última, tengo una suerte de fanatismo por los wraps de pollo que sirven ahí y gracias a dios en esta carta 2016 siguen ahí. Igual trató de no pedirlos siempre, esta vez fue sándwich de salmón y mi compañera pidió las Ribs de Cerdo que viene acompañada de una papa rellena espectácular y una salsa barbacoa muy rica, (las use en mis papas). Si bien estaban todo rico, las ribs eran en realidad dos costeletas con un apanado riquisimo, pero al leer «ribs» uno espera otra cosa.
De postre probé la crème brûlée de vainilla. No tengo palabras, nunca había comido eso y me volvió loco. Lo acompañe con un cafesito. Mi compañera un lemon pie espectacular, de medida justa.
El lugar es hermoso, da sensación de privacidad y el ambiente es genial.
Los precios son acorde a lo q uno recibe, tanto en producto como en trato.
Voy a voler, seguro.

Increíble era mi palabra preferida ante cada plato que degustamos.
Surgió todo de la nada. Era Navidad y me llaman para decirme: «Vamos a comer al mejor lugar del planeta». Ante tamaña oferta no podía negarme. Me buscan, agarramos la ruta y llegamos a Capilla del Monte. Cruzamos la calle techada, hasta las vías y ahí a la derecha, no más de 3 cuadras y de mano izquierda aparece este local, muy lindo, bien iluminado, con un patio amplio y mesas generosas para disfrutar en grupo.
Apenas llegamos, nos recibieron y ubicaron. Quiero aclarar que desde el segundo uno que atravesamos la puerta, el amor y la buena onda desbordan.
«Para arrancar les recomiendo unos nachos con cheedar que vienen con un chilli y crema agria que se las trae…» Acá el primer increíble de lo que hablaba. Solo en las películas yanquilandia había visto este famoso «chilli», no me caben palabras para definir como quisiera tener un tupper permanente en casa de este orgasmo culinario. Tan simple y efectivo que asombra! Esto lo compartimos entre 3 de MUY buen comer y debo reconocer que si vas de cita o con otra persona es suficiente para picar y llenarte.
Más tarde de plato principal pedí unos sorrentinos caprese. No quiero redundar, pero chicos seamos sinceros, parecía perro que hace días que no come, un desborde de baba me recorría! Impresionante. Detalle del plato viene con «una vela» de queso grillado que convierte al plato en gourmet en dos patadas.
Para beber compartí una jarra de clerico de vino blanco. Las frutas vienen dentro! Aplausos de pie.
A vos que llegaste hasta acá te digo y te garantizo una cena inolvidable. Aprovecha que se viene el verano y pégate una escapada hasta Capilla. Cáete a «Sabia que venías (…)» y deléitate con una de las mejores experiencias gastronómicas de toda la provincia y sin exagerar te diría del país.
Como si todo esto fuera poco y como buen negro que soy, tengo que reconocer que ante los aumentos desmedidos que estamos teniendo y que algunos solo aprovechan por «temporada», este local con toda la calidad que intente relatarte mantiene precios acordé al mercado. Con esto te quiero decir que va ser similar a una cena en Córdoba capital, pero con muchísimos más beneficios. Aparte rompe con la rutina y metele una magia que por mucho tiempo no olvidaras.
Just that
VOLVEREMOS!

Casi 100 kms separa este maravilloso lugar de mi casa y cada km lo vale!
El lugar es muy lindo y espacioso, tiene mesas grandes y cómodas situadas dentro del local, en un patio interno, en un patio externo y en una terracita.
Ya apenas entrás, el mostrador te recibe repleto de cosas que se ven deliciosas. No se pierdan el mueble al costado del baño, lleno de té.
Éramos 3 en la mesa, pedimos un té cena para probar un poco de todo lo que nos habían recomendado y la verdad es que nos sobró mucha comida!
Ese menú está pensado para 2 personas a juzgar por las 2 infusiones que incluye, pero tranquilamente pueden comer 4 personas y quedar satisfechas.
TODO estuvo riquísimo, desde el sánguche gourmet hasta el lemon pie: sublime. Las galletas de chocolate y el budín son riquísimos. Los alfajores tienen pinta de que te van a destruir el hígado, pero son suaves y livianos, incluso los de maicena.
El precio está muy bien para la cantidad de cosas que comimos y que seguimos comiendo en casa porque sin necesidad de que lo pida, la moza nos envolvió todo lo que sobró.
Divino todo, vayan!

Algo en lo que insisto es que no me gustan los enunciados absolutos, así que aquí va mi opinión: este es el mejor lugar al que fui en mi vida.
Descubrimos «Sabía que venías…» un día que andábamos de paseo por las sierras y la tarde pedía una merienda. Alguien mencionó este lugar, estábamos cerca y decidimos ir.
Sabía que venías es, claramente, una sucursal del paraíso en la preciosa Capilla del Monte. Si tuviera que encasillarla en una sola categoría no podría porque es una enorme y completa experiencia gastronómica en sí misma. ¿Es una casa de te? Sí. ¿Es un lugar para comer una picada con amigos? Sí. ¿Puedo cenar o almorzar? Sí. Y todo, absolutamente todo, con el plus de ser DELICIOSO. Una vara altísima, muy díficil de mantener y que ellos parecen alcanzar con total comodidad.
El lugar es muy lindo, hay una salita muy pequeña en el acceso, con mesitas chiquitas; además hay una galería cerrada, más grande, con mesas y banquetas más amplias, ideal para grupos de amigos, y un patio.
La primera vez que fuimos pedimos un te-​cena. Un servicio que ofrecen entre las 16 y las 20 hs y que es, básicamente, una merienda poderosa como para irte a dormir sin escalas. El combo trae dos infusiones, dos alfajores, dos cookies, dos tortas, una tarta y un sandwich. Creo que en mi vida probé algo tan delicioso y abundante. Cada cosa estaba muy bien preparada, sabía increíble, estaba en el punto justo, no empalagaba y ofrecía una experiencia que muy pocas veces me tocó vivir. En cuanto al volumen, es para dos personas si ocurre que sean participantes de cuestión de peso, para los demás mortales es muchísima comida. Lo bueno es que lo que sobre podés llevártelo a tu casa. En esta oportunidad también probamos un Carlitos y, aunque parezca imposible llevar algo tan simple un escalón más arriba, ellos lo logran: un pan delicioso y un gratinado de parmesano por encima que lo hacen irresistible.
La segunda vez, probamos una tabla con una variedad de quesos y panes que, como no podía ser menos, era la gloria misma (el chutney de tomates, por favor, es obsceno de rico). Esa vez probamos un par de tortas: el brownie de chocolate y la Concorde que, para variar, estaban deliciosas.
Iba a hacer una lista de musts del lugar pero es imposible. No entiendo cómo lo logran pero cada una de las cosas que probás parece mejor que lo anterior y cuando pensás que encontrás el techo, pum, te vuelan el tinglado cinco metros para arriba.
Para completar una experiencia inolvidable, la atención es súper cordial y gentil. Es más, en la última visita hasta nos dieron una tarta de cortesía.
Todos, alguna vez en la vida, deberían ir a «Sabía que venías…». Es una joya de esas que te van a cambiar la percepción de las cosas y por las que vas a recobrar la fe en la humanidad.

Fui a Sabía que venías tras reiteradas recomendaciones del Sr. Unilocal.Subí la vara y fui a ver de que se trataba.
Allí encontré una propuesta sólida por donde se la mire, un lugar sin fisuras donde todo parece estar funcionando bien. La propuesta gastronómica, las instalaciones, la forma de pago, la atención, la relación precio-​calidad, el baño, la higiene… todo está bien.
Sabía que venías… y preparé un pastel es un lugar por el que manejé 100 km para llegar y por el cual, sin lugar a dudas, no solo lo volveré a hacer sino que no dudo en recomendar.
Aquí les cuento algunos detalles más:

Amo este lugar. Nivel: ¿De verdad quiero seguir siendo empleada gastronómica y no poder ir hasta la próxima veda electoral?
Tenía expectativas gigantes y se cumplieron todas. Me sorprendió la consistencia en la oferta: todo estaba increíble. Comimos una tabla de panes y quesos que traía tapenade y un chutney de tomates que era una locura (el queso ahumado es el paraíso); un tostado hecho con un pan delicioso y queso rallado gratinado arriba; brownie con dulce de leche zarpado y una torta con mousse de chocolate que estaba buenísima.
El lugar es lindo, tiene muchas mesas, patio, terraza, etc y la atención es super cálida.
Es un gran plan para salir a pasear el finde y como ofrecen pastelería para llevar podés traerte alfajores de nutella como para seguir el ritmo.
¿Y si armamos una petición en
para que Capilla del Monte quede más cerca? (y ya que estamos que le saquen el techo a la calle esa, porque convengamos que no tiene ningún sentido)

¿Es este el mejor lugar del mundo? Si, punto.
No es solo un lugar lindo, ni uno donde se «come bien», es todo eso y mucho más, cosas que hacen que el viaje de dos horas desde Córdoba valga la pena y sean el mejor plan para un fin de semana.
El lugar es precioso, cómodo, con espacios diferentes para que te ubiques donde más te guste, tiene patio, tiene terraza, tiene un salón principal grande vidriado y un salón con mesitas redondas cerca del mostrador de pastelería para que te tientes. Todo está poblado con miles de detalles, desde la decoración del salón y la vajilla, hasta la decoración del plato, es divertido sentarse a descubrirlos.
Ahora hablemos de la comida, impecable, tuvimos la mesa LLENA de cosas diferentes y nos preguntamos más de una vez cómo hacían para que NADA estuviese flojo, nada desentonara.
Fuimos dos veces, seguidas, la primera vez a merendar y como nos gusta comer mucho fuimos por una suerte de Teanner (mezcla de té y cena): Alfajores, masas, galletas caseras, brownies, un sanguchito. Además, y en un rapto innecesario de locura, pedimos alfajores de nutella (si, de nutella).
Imposible describir cada pieza, nada, vayan, prueben.
La segunda vez fuimos a probar los salados, o a picar algo o a … nada, a «sabía», pedimos una tabla de «panes y quesos» y lo mismo, había media docena de quesos seleccionados a la perfección, había una pasta de aceitunas perfecta y un chutney de tomate que de tan rico pedimos la receta.
Hay muchas cosas «normales», con un toque extra, que no es exagerado ni pretencioso, sino que mejora en muchos casos algo inmejorable por definición; un simple licuado de bananas tiene un toque de manteca de maní, o un tostado de jamón y queso tiene un gratinado de parmesano que no empuja los límites, sino que los patea, los tira al suelo, los desmaya y les da un abrazo diciendo «¿viste que se podía hacer mejor?».
Solo resta mencionar la atención, que es un 100 mil, realmente le dan sentido a esta idea de «hacerte sentir en casa».
Nos resta ir a cenar, no vemos la hora de que llegue el próximo sábado.
Ya es hora de que cambien su nombre a «Sabía que volvías», porque es imposible ir una sola vez.

Lo mejor de este lugar es que las 2hs de viaje que lo separan de Córdoba lo convierten en un sitio de peregrinación con el cual soñar en lugar del artífice de un triple bypass.
Probé la picada de quesos, licuados y diversos platos dulces y todo era excepcional en gusto, presentación y calidad general. La atención es buenísima. Los precios son razonables.
No puedo esperar para volver y probar platos más elaborados.

Dinner was great. Such a warm evening for autumn that I dined on the lovely garden patio.
I ordered the MUSHROOM RAVIOLI and it was great. I’d hoped for a small salad, which they didn’t offer (what?!), but this wasn’t enough to drag the rating down. Service was good. Very good LOS ALAMOS MALBEC. Also had a bottle of water.
Total: AR$ 260.
PS Baked desserts looked AMAZING.

Voy a empezar con lo negativo para sacarlo del camino antes de ir a lo bueno.
Sí, hay algo muy malo con Sabía… y es que está a 120 KMs de Córdoba Capital y, para peor, creo que no hay en la ciudad un lugar así.
Estéticamente quizás no diga demasiado, aunque tiene un muy lindo salón, adornado con espejos y pizarrones, una terraza y un jardín geniales e ideales para las últimas noches de calor. Quizás lo que más llama la atención, es la vitrina de la pastelería, que da ganas de ponerse a llorar de emoción de las cosas hermosas y, a todas luces, deliciosas, que contiene
La atención es excelente, súper cálida, atenta y pendiente de los detalles, se gana cada una de las 5 estrellas.
Pero, sín dudas, lo que hace la diferencia es lo que pasa en la cocina, tanto el chef, como la maestra pastelera, son personas con experiencia, talento, imaginación y, evidentemente, amor por lo que hacen, lo que permite que la carta esté llena de cosas deliciosas, bien presentadas, abundantes y para nada pretenciosas, sin ser simples ni aburridas.
Entradas ricas, principales variados incluyendo pesca, un par de pastas muy atractivas, sandwiches, hamburguesas, ensaladas y más.
Obviamente hay desayunos y meriendas para aprovechar las maravillas de pastelería y un concepto que, para mi, es nuevo, el «Té Cena» que incluye, además del té, scones, galletitas, torta, alfajores y budines y además sandwiches gourmet, para redondear (?) lo que sería una especie de brunch al revés?.
En resumen, llegué acá de casualidad, pero me parece un descubrimiento genial y ya tengo ganas de volver.
Estacionar es lo de menos, pero se puede en la calle sin problema alguno.