Viejo Palermo es el lugar ideal para comer pizza si andás con hambre por la zona de Niceto Vega y la vía. Suele ser muy conocido como lugar de «bajón» para cuando vas a ver recitales a Niceto Club o The Roxy o cualquiera de los locales que hay por la avenida. Esta es la típica pizzería de barrio, barata y efectiva. No vayas a esperar nada del glamour parlemitano(no hace falta). Recomiendo mucho las clásica de muzzarella(viene con bastante salsa de tomate salpicada sobre el queso(además de abajo) y tiene un sabor increíble. Las fugazzetas rellenas también son unas cosa de locos y las empanadas son muy ricas. El lugar no tiene mesas, mucha gente come en la vereda, pero si no sos de esos, podés pedirte para llevar a tu casa i directamente llamar al delivery(que SIEMPRE llega rápido). Larga vida al Viejo Palermo.
Natalia V.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
Planteate este escenario: te agarra hambre en pleno Palermo y no querés vender el auto para pagar una hamburguesa. ¿Qué hacés? Fácil, vas a Viejo Palermo. A pasitos de The Roxy y de Niceto, siempre vas a ver gente agolpada en la barra esperando su pedido. Acá el menú no es grande pero si cumplidor. Pizzas, empanadas, fugazza rellena y lo mejor del mundo, fainá rellena! Si vas buscando otra cosa o un ambiente glamoroso, perdiste. Este es el Palermo tanguero que sobrevive en un local. Entrás, pedís y comés de dorapa o en una de las dos mesas de afuera. Y acompañando con cerveza o gaseosa a un precio razonable. Para ir con amigos, hacer base y después a partir la noche.
Facundo S.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
Disfrutar de un recital no es del todo posible si no comés una pizza antes o después. El famoso«bajón» es un problema resuelto gracias a escondites como Viejo Palermo, una pizzería tradicional con un formato bien pasajero para que los que van a Niceto o el Roxy Live coman alguna delicia antes o después de los shows a los que planean asistir. Rápido, rico y barato, no puede fallar. La pizza, las empanadas y las tartas que ofrecen en Viejo Palermo ya están hechas cuando vos entrás por ellas. Elegís que querés, metén el pedido en un horno a leña gigante y a los cinco minutos estás en la calle disfrutando del manjar. De parado o sentado en la vereda, sin cubiertos y con servilletas de plástico, la lógica de este lugar es ahorrar en pavadas e ir a lo que importa: el morfi. Los precios son otro acierto. Por tan solo veinte pesos te podés comer una super porción de fugazzeta rellana(con una alcanza y sobra) o entrarle a las empanadas de caprese, seis pesos cada una. Que los precios not e asusten, es todo de buena calidad. También hay variedades de cerveza en porrón o botellas de litro, para ir tomando algo antes de entrar. La atención está a cargo de una familia muy querible. La doña envuelve el pedido, el señor maneja el horno y un pibe te alcanza la birra y te cobra. Todo funciona en un lugar simple: entrás, pagás poco, comés rápido, tomás algo y te vas. Un golazo.