Sanata

excelente lugar, con un estilo bien porteño y espectáculos de muy buena calidad a la gorra. Recomendable para una noche distinta y agradable con amigos o pareja.
Los precios de la carta son accesibles, la iluminación de las mesas es un poco escasa pero se deja pasar teniendo en cuenta toda la ambientación del lugar.

Fui a ver a un amigo que tocaba con su banda en este bar y de una la onda del lugar me cautivó: ambiente medio tanguero, muy barrial, un poco vintage pero cero pretencioso. Medio oscuro, pero eso lo hace más intimo, y entrás en clima enseguida.
Lo que me bajó un poco es que la atención demoraba mucho en atenderte –pasó mucho tiempo hasta que nos trajeron la carta– pero, para compensar, una vez que lo hacían tenían muy buena onda.
Los precios están muy bien: $ 35 el fernet, $ 65 una milanesa con guarnición. De la comida no esperes gran cosa, pero zafa. Hay cerveza de litro, como se espera en este tipo de lugares.
En cuanto a las bandas que tocan ahí, mi experiencia demuestra que te puede tocar cualquier cosa. Mi amigo tocó con la suya, una orquesta de tango que en serio suena muy bien. Pero la que vino después es todo lo que está mal en el mundo. Y no lo digo sólo yo, cualquiera que sepa más o menos entonar el feliz cumpleaños estaría de acuerdo. Así que tengan en cuenta que si no van a ver un show específico les puede llegar a tocar algo muy bueno o muy malo.

Este es un pequeño bar con aires de tango en un barrio tanguero como es Almagro.
El espacio del salón es pequeño pero cuentan con mesas en la vereda. Y hasta ponen lucecitas de colores afuera como si fuera una continuación del espacio interior.
El ambiente en general es relajado, hasta un poco bohemio. La mayoría de la gente que concurre es joven y la idea es pasarla bien.
Hay un pequeño escenario donde tocan músicos que interpretan diversos géneros. Según el día vas a poder escuchar tango, bossa nova, jazz, folclore y más.
Sirven comida variada e incluso abren al mediodía para quienes circulan o trabajan por la zona y pueden aprovechar los menús que ofrecen en el almuerzo.
Los precios son razonables y tienen una oferta completa de cervezas, vinos, aperitivos y algunos tragos.
Está bueno para ir con amigos y pasar un buen rato mientras seguramente escuchas música

Tango del posta en Sanata Bar. Nada de turistas. El público es del palo y van para escuchar a las orquestas que los fines de semana desfilan por un bar que no podría quedar en otro barrio que Almagro y a cuadras del Abasto.
Queda en un edificio de los de antes en una esquina de las de antes. La decoración del lugar, porteñísima, va de la mano con la propuesta. Pintadas de Gardel, de Manzi o de la histórica fachada del mercado del Abasto enmarcan el escenario donde los músicos se rompen los dedos y dejan las manos en el piano, el bandoneón o el violín y los cantantes sus cuerdas vocales en el micrófono.
Si entrás a Sanata Bar, guardá silencio y escuchá a la banda. Si el tango te cae simpático pero no te desvivís por escucharlo, siempre se puede ocupar alguna de las pequeñas mesitas en la vereda y poder conversar tranquilo con quien vayas. Para comer, se recomienda la picada, acompañada por una cerveza fría, un vino para compartir o un buen fernet.

No podés no quererlo con ese nombre. No hay otra palabra o que expresión que sirva para decir lo que se dice con «sanata».
Fui un par de veces a acompañar a amigos tangueros porque, según ellos, acá hay tango de verdad. Y lo más probable es que tengan razón porque no se ven muchos turistas sino locales que van a escuchar música en vivo. Si bien los bares de jazz de este estilo son más frecuentes en Buenos Aires, Sanata da cuenta de que existen los de tango y que sus músicos son tan buenos como los de los otros géneros.
Los lunes están cerrados y los domingos tienen práctica de baile, así que hay un poco para todos los gustos: a los que les gusta bailar y a los que les gusta escuchar.
No tiene una estética tanguera tradicional sino porteña, con retratos de famosos en las paredes.
No puedo decir mucho de la comida en general porque cuando fui pedimos una picada con cerveza que estuvo buenísima.

A este bar llegué de casualidad, porque queda en mi viejo barrio. No es muy conocido pero ya es de culto, tiene visitantes fijos que son fieles y le tienen amor al lugar.
Es lindo por dentro, ambiente de tango pero del mejor, del que más me gusta, del más atrevido, exagerado, trágico. No esperen una trampa para turistas con tangos edulcorados porque es lo opuesto, esta gente ama al tango de verdad y se nota.
En cuanto a la carta la cerveza siempre se mantiene a un precio razonable y las empanadas de carne son especiales para los que nunca pedimos empanadas de carne: aptas para quisquillosos. Las picadas sorprenden y las tortillas de papa vienen como las pedís y mejor. Pizza nunca pedí pero dicen que es muy rica.
Es un bar para tomar cerveza con una picada con amigos en la vereda o para hacer lo mismo o cenar disfrutando de los shows que siempre son de buena calidad y valen la pena.
En la página se puede acceder a la agenda de shows y actividades, pero es importante tener en cuenta que se respeta al artista, no se puede uno poner a hablar a los gritos mientras dura el show, más bien se elige la opción de la vereda o mi favorita: escuchar al cantante mientras ceno y luego charlar tranquila comentando el show con los de la mesa de al lado.