Fiambrería-almacén abastecido hasta el moño y con precios amigos. Una más que subsiste a la epidemia de alimentación gourmet. Lo logra teniendo las estanterías rebalsadas de mercadería: salsa de tomate, todo lo que sea rubro conserva, pastas secas, aceite, lácteos, galletitas, pan, mermeladas, y una cantidad infinita de productos principalmente para mangiare. Lo especial está en los precios de los fiambres, que sin reducir calidad o variedad, todavía es posible armarse una picadita o comprar queso freso para rallar sin tener que dejar un riñon. Dos cosas que me gustan por sobre el resto es que tienen helados y vinos a muy buen precio, pero sin caer en lo sospechoso, es decir, sin suponer que estén pasados.