Pimienta y Canela

La verdad que desconocíà la existencia de este lugar, sobretodo porque es muy chiquito y es como parte de un edificio. Mis papás (sobretodo mi papá) aman encontrar un lugar y convertirse en asiduos (aunque no tengan Unilocal), creo que ellos ya son los duques de Pimienta y Canela, entran saludan a todos con un beso y conocen la historia de vida de todos los que trabajan ahí. El sábado pasado nos llevaron a almorzar ahí y la verdad que me sorprendí. Unos panes, hechos por ellos, realmente exquisitos, y una carta que aunque no es muy variada ofrece opciones para casi todos los gustos. Hay menú desde $ 93 que incluye plato principal, bebida y café. Hay variedades de tartas (incluída la de salmón) en este menú. El sábado había tiras de pollo en su salsa con pure de papa y hongos, la verdad estaba exquisito, se nota que cocinan con ganas y van probando cosas nuevas. Ojalá me inviten otra vez! (Ojo que de noche no abre el local, sólo abre hasta las 8 de la noche, no hay cena). Un aplauso para Pimienta y Canela!

Habíamos dicho: «mañana sábado es todo espontáneo», y así fue como retiramos unas bicis de una estación Ecobici, y terminamos en Palermo.
Después empezamos a caminar, y nos topamos con Pimienta y canela.
Nos sentamos en una mesita afuera, y nos sorprendió que siendo sábado, tuviesen opción de menú (85 $).
Mi novio se pidió guiso de lenteja, y yo tarta de salmón con mix de hojas verdes. Esperamos 15′, que fue el tiempo estimado por el mozo.
Excelente pinta, y sabor asombroso. El guiso muy casero y todo fresco.
El ambiente super agradable, buena música, buena atención.
Felices con nuestro sábado espontáneo!!!

Salimos a almorzar con una amiga un sábado al mediodía y lo encontramos de casualidad. Fue una gran suerte porque almorzamos rico, en un lugar cálido, bien iluminado, cómodo y con música suave.
Pedimos salmón con papas y pollo al curry, y los dos estaban riquísimos. Pedimos de postre tarta de manzana con crema y estaba tibio y delicioso. Hasta el café que nos convidaron como gentileza estaba muy correcto.
No nos salió caro ($ 150 cada una). Volveré muy feliz la próxima vez que vaya a Buenos Aires a probar otros platos de la carta.

Gracias a Unilocal y los dos reseñadores anteriores conocí a este lugar. Gracias, en serio.
Este restaurante es pequeño y no sobresale demasiado a priori. Lo primero que me sorprendió es que siendo sábado también tienen menú de mediodía. Éste incluye cuatro platos diferentes que van rotando: dos más baratos y dos un poco más caros. Vienen con bebida y café a un precio muy conveniente.
Pedí los ñoquis con la salsa virgen (aceite de oliva, tomates, morroncitos, un poco de ajo, hierbas y –a los costados– unas aceitunas cortaditas por si las querés agregar). Fueron la gloria. No exagero: estaban riquísimos, macizos pero sin ser pesados, y la salsa bien fresquita. Con una copa de vino y café todo salía $ 63. Por la calidad, me pareció una ganga.
Mi novio se pidió un bife mariposa con cous cous y una ensalada pequeñita que también estaba bárbaro, aunque no taaaaanto como mis ñoquis.
Había varias opciones más muy tentadoras: bruschettas de entrada, mil tipos de ensaladas diferentes, pastas más jugadas (luego de la gran experiencia con los ñoquis, la próxima seguro me pido alguna de éstas), sándwiches, carnes y pescados.
La carta de postres no nos tentó demasiado. Así que con el café sólo pedimos un alfajorcito de maicena que estaba medio seco, así como las galletitas que lo acompañaban. Fue lo único que no estuvo a la altura.
El mozo muy atento sin ser pesado. Nos supo recomendar bien. No cobraron cubierto. Golazo, gran hallazgo.

Queda en la misma cuadra de mi trabajo, por lo que si tengo un rato libre y tengo que trabajar, me vengo a este bar/​restaurante que abrió el año pasado. Es chico, tranquilo, con música en el volumen justo, con iluminación cálida, atención amable y se come muy bien. Tiene lo necesario para que vuelva seguido.
Hay menús de mediodía con plato principal, bebida y café con el que quedás pipón: son platos elaborados, que según la opción sale $ 61 o $ 67 el combo. Hoy vine y almorcé ñoquis con tomate, albahaca, ají y oliva, la vez anterior había comido un risotto delicioso.
Por otro lado tienen una lista larga de ensaladas de la casa (llevan nombres de estrellas del cine, como Al Pacino, Sofia Loren, Brigitte Bardot, no sabría decir por qué) y otras clásicas (mediterránea, Ceasar). Hay sandwiches calientes (buena alternativa para pasar y llevárselo) y algunas tartas. Para empezar traen una panera con grisines y panes saborizados y un dip que siempre es rico: paté de hígado de pollo fue el de recién (sí, suena medio feo pero estaba genial).
Por la mañana y tarde hay desayunos y meriendas para compartir, con tortas, tostadas, jugos e infusiones a elección. De 17 a 19.30 hay promociones de pizzas, empanadas y 2×1 en porrón de cerveza a $ 30. Abre desde temprano, a las 8 (no son muchos los abiertos desde esa hora por acá) y cierra a las 20. Tiene los diarios del día, las revistas de espectáculos de la semana y las dominicales, y el wi fi funciona bien. Para los fumadores: tiene algunas mesas en una especie de galería en la entrada, sin estar en la vereda.

Este lugar es chiquito y está medio escondido pero la verdad que es una joyita y dudo mucho de escribir esta reseña y darlo a conocer al mundo porque temo que se bardee. Pero como soy generoso, acá estoy.
Unas pocas mesas, música tranqui y hasta una tele que en lugar de pasar canales de noticias con videographs histéricos pasa películas clásicas. Un mozo amabilísimo pero no molesto. Una carta breve, original y deliciosa, con las típicas descripciones pretenciosas palermitanas (colchón de hojas verdes) pero que no se traducen en los precios, que son bastante accesibles para la zona y más en los menúes ejecutivos. Un wifi que siempre anda, aire acondicionado y enchufes para la notebook.
La suma de todo eso hace de Pimienta y canela uno de mis lugares preferidos para almorzar o para trabajar. Suelo pedir los menúes ejecutivos, que constan de cuatro platos (dos más económicos, otros dos un poco más caros) que se van renovando semanalmente. En invierno probé uno de los guisos de lentejas más ricos de mi vida (juro que no exagero), y hoy comí una bondiola braseada con batatas y miel que estuvo realmente increíble.
También hay pastas, tartas y sandwiches, pero realmente lo mejor son los platos elaborados. Y con el pan, por supuesto, te traen alguna cosa rica que va variando: paté, algún escabeche. Está tan bueno el lugar que hasta tiene una carta de vinos decente y las gaseosas te las sirven en botellita de 600, lo cual hace que con una sola te alcance para una comida.
Lo único que se me ocurre para criticarle es que está cerrado a la noche. Pero mejor, porque sino yo viviría ahí.