Paul French Gallery

A hidden gem. This place is not easily seen from the street, but worth the effort to seek it out. Lovely store, curated impeccably. A gem of a tea shop and the courtyard is paradise. A place you will remember.

Que decir de Paul que no se haya dicho antes. Hermoso lugar para una tarde linda de café con una amiga. En el patio, por mas que sea abierto, no se puede fumar (es bastante chico), y tampoco se puede sacar fotos (oops!). Tomamos dos cafes por $ 78. Nos quedo pendiente chusmear adentro, pero se veia a muchisima gente comprar.

A veces la curiosidad mata al gato, pero otras veces nos ayuda a conocer lugares que de no ser por esa característica jamás hubiésemos conocido. Es el caso de Paul French Gallery, al que se accede atravesando un portón amplio y recorriendoun largo pasillo lleno de plantas y muebles reciclados. Al fondo, llegamos a este lugar, que son tres lugares a la vez:
— De las bebidas calientes se ocupa Tealosophy, con su espacio para desconectarse y tomarse un buen te en hebras, de muchas variedades.
— De las cositas dulces, está a cargo Decata, con café, tortas, muffins, cuadrados dulces, y algunas opciones de almuerzo (hoy había ñoquis y sándwiches).
— De la decoración de exteriores se ocupa TATA, miles de plantas en distintos tipos de macetas, una más linda que la otra, y te dan ganas de comprarte miles.
— De los muebles o decoración de interiores, tenemos en sí lo de Paul.
Hay una especie de vivero o jardín de invierno con algunas mesitas, un hogar, sillones, ideal para frenar un rato y tomarse un café, comerse algo dulce, parar la pelota. En mi caso, recomiendo el sandwich veggie (brie, tomate seco, berenjenas en pan tostado de campo) aunque también probé el de pastrón y pepino y también estuvo muuuy bien. Luego, si quieren sumar unos kilos a su dieta, prueben una torta que tienen de marquise de chocolate y dulce de leche. La porción es re generosa y diría que es casi imposible comerla sin ser compartida.
Un lugar aislado, escondido, para desconectarse, pasar un lindo rato y gastarse unos pesos (no es lo que se dice barato, ni lo que se come ni lo que se compra para decorar).

Este lugar es hermoso y lo mejor es que lo encontré de casualidad. Compramos unos scons para llevar y algunas cosas mas en un local chiquito de comidas que hay adentro. Lamentablemente las mesas estaban ocupadas y compramos para llevar, pero debe ser hermoso tomar un café sentado ahí. Es chiquito pero es tan lindo que seguramente no importa.
La verdad es mas para pasear porque las casas de decoración son un poquito caras, salvo que busques algo específico que querés del lugar. Pero recomiendo al menos pasar alguna vez y sentirse turista en nuestra ciudad.

El rincón mas lindo de Palermo Soho, simplemente. Cuanta gente pasa de largo pensando que se trata de un vivero «de diseño» (?!) y se pierde uno de los lugarcitos mas mágicos del barrio. El pasillo lleno de plantas ya de por si es hermoso, pero el barcito (pequeño pero surtido), Tealosophy y esa casa de muebles hermosos aunque imposibles de costear hacen que el combo sea encantadoramente demoledor. Ideal para toda época del año, pero sobretodo para estas tardes y nochecitas tan lindas de Enero/​Febrero.

No sé por qué pasé tanto tiempo sin darme cuenta de que Paul era lo que era y pensando que era «un vivero o algo así». La cuestión es que un día mi hermano entró y me contó que realmente era genial y tenía que ir.
Así fue como hace algunos años entramos con mi novio y descubrimos las maravillas de Paul… Para empezar, a la entrada vas a ver muchas plantas a lo largo de un pasillo. Cuando llegues al patio, vas a tener dos cosas que te pondrán indeciso: a la izquierda, el local de Tealosophy y a la derecha, un carrito/​kiosco de Decata. Yo no sé por qué, pero siempre termino eligiendo Tealosophy (
) y me llevo una o dos variedades de té cada tanto.
Ahora, luego de comprar el té finalmente entras al local de Paul y vas a encontrar todo lo que se te ocurra para el hogar y uso personal: cerámica, vajillas, cubiertos, vasos, copas, ropa de cama, muebles, lámparas, frazadas, productos para el baño, exfoliantes naturales, cremas, ambientales, ropa, carteras, decoración para habitaciones de niños, delantales… y podría seguir de largo.
Todo es lindo y te enamoras de un mínimo de tres cosas por minuto, bueno, exagero, pero sin dudas te quedas fascinado de todo lo que tienen.
¿Lo malo? Es caro. Paul es otro nivel y eso quiere decir que no es económico y que, a menos que ganes mucho dinero, vas a ir a romper tu tarjeta si te decides por comprar allí. Tampoco es que no se pueda comprar nada, hay objetos a muy buenos precios, pero son contados y quizás no sean precisamente los objetos que necesitabas… A pesar de los precios, soy fan de este lugar y me encanta, se merece las cinco estrellas.

Ay Ay Ay Ay qué lindo es entrar por ese pasillito medio sombrío lleno de plantas para encontrarte con un patio diminuto, tomar un café, té o flores y entrar a Paul French Gallery.
En una casona que se nota que era un ensueño, armaron esta «galería de objetos» preciosa, que para mí siempre es fuente de inspiración y de suspiros. Por que sólo voy a mirar ya que los precios suelen ser prohibitivos.
Por suerte en el local saben que no todos los mortales podemos comprar ahí, así que te dejan dar vueltas de lo lindo y preguntar precios mientras ponés cara de «no– te — lo– puedo– creer». Destaco mucho las mantas peludas que tienen, los frascos y los cacharros de cocina. Hay muebles más clásicos que no son tanto mi estilo pero en general hay mucho material noble como la madera, el vidrio y el hierro. Para los que nunca se dieron cuenta: fijense que hay escaleras y en el primer piso continúa el muestrario de objetos lindos.
Además ahora tienen unos percheros con prendas exclusivas y carteras de cuero. El sector de los jabones artesanales inunda de aromas ricos el lugar. También hay un sector para bebés con cunas y juguetes lindísimos.
La clave es no tocar si no vas a comprar. Pero mirar por suerte todavía es gratis.

Venía paseando por la bicisenda de Gorriti, un gran tramo que como está casi todo en bajada si venís del Centro a Palermo, es ideal para hacerlo tranquilo, mirando que tiene para ofrecer de nuevo la Ciudad, cuando de golpe algo me llamó la atención: una puerta grande, con un pasillo largo lleno de plantas y un cartel que decía «PAUL, French Gallery».
Apenas entré, quedé maravillado con la cantidad de plantas y verde que había en el lugar pero mi sorpresa no terminó ahí. El lugar se presenta como «un territorio dominado por los climas y las sensaciones», y es la pura verdad.
El lugar tiene un local de Tealosophy y otro de Decata, una pastelería artesanal que ofrece, muffins, tortas, limonadas y café.
Al fondo, como si fuera poco, un local de decoración increíble donde podés conseguir desde muebles hasta papelería. La verdad que el lugar es súper recomendable y la verdad que no se puede creer la ubicación que tiene.

Esta galería comenzó siendo solamente un negocio de decoración increíblemente puesto en la parte de atrás de una de las clásicas casas de Palermo Viejo. Actualmente, además de comprar cosas para la casa, podés elegir alguno de los vinos de su cava, tomar el té en la pequeña sucursal de Decata, comprar tés gourmet en Tealosophy o comprar plantas y arreglos para jardines en Tata.
Todo lo que venden es lindo. Lindo de verdad pero carísimo. El negocio está dividido por sectores.
Al principio están las cosas de cocina con la vajilla de la casa para todos los días y un juego de platos inglés de flores azules que, directamente, no tenía ni precio. La mantelería es rústica con telas blanca, grises y crudas. Luego, está ambientado un cuarto principal con una cama enorme donde me perdí en la frazada de lana de oveja. Creo que nunca toqué algo tan suavecito en mi vida. Justo atrás está el sector de iluminación y una vitrina con las fragancias de Fueguia, el nuevo emprendimiento de Amalia Amoedo. También tienen un rincón con productos para el baño donde se destacan los jabones artesanales y los aromas de Época Bella. Hay también percheros y toallas y batas de primera calidad. Bien pegado armaron un cuarto para chicos con almohadones, acolchados y cortinas de géneros nobles y coloridos. No podían faltar los juguetes de madera artesanales y únicos.
En el segundo piso reina la sobriedad. Parece más masculino, con tonos oscuros y grandes sillones de cuero gastado. El chester marrón es la vedette indiscutible. En el patio venden macetas y plantas, aunque esto me parece lo que menos vale la pena del lugar. Se pueden hacer listas para casamientos y, si no tenés mucha plata, sacar ideas super originales.

Qué decir de Paul?
Si fuese un chico en persona, me casaría. Posta.
Conocí al local hace un par de años, cuando todavía era ‘nada más’ que una galería de arte. Uno de mis hobbies es encontrar lugares chiquitos y escondidos y cuando me dí cuenta de que Paul tenía una re entrada de pasillo llena de flores y plantas me enamoré.
Es cierto que el nombre ya de por sí me llamó la atención, pero Paul te lleva a Provence sin salir de Buenos Aires. Todo es tan, pero tan perfecto, que no te querés ir de allá.
Venden muchos objetos de decoración para la casa, pero todos tienen la misma filosofía por así decir: tonos naturales, beige, esa inspiración shabby chic basic que a mi me encanta. Es todo bastante rústico pero tan increíblemente lindo que te enamorás al toque.
Además, tienen una Tealosophy adentro, la tienda de tés maravillosos de Inés Burton, también una florería y Decata. Pasan músicas francesas. Listo, soy una apasionada por vos, Paul.