Pastelería El Progreso

Las mejores facturas! Años en el mercado.
Las facturas de pasta de almendras es genial.
El lugar es chico pero vale la pena visitarlo

Me pasé toda mi infancia comiendo masas frescas de la Confitería El Progreso porque mi abuela tiene adoración por ellas. Me pasé años pasando por la puerta del local, y tantas veces mirando las vidrieras y tentándome con algo, porque van cambiando las vidrieras y a veces son temáticas. Pero nunca había entrado a este antiquísimo local a tomar algo. El otro día estaba antojadísima de un café rico y algo dulce, Obligué a mi novio y entramos. No me arrepiento, que lindo aroma tiene este lugar, las chicas te atienden super amablemente. Todo pero todo te tienta, yo en mi indecisión ante tantas delicias pedí unas facturas y un tostado para compartir. La verdad es que las facturas son exquisitas, diferentes y bien elaboradas. Aquel que pasó y no entró, dejese tentar un coma una rica merienda.

Estas son las panaderías que quedaron en el tiempo, de las que iban las abuelas a comprar las masas para tomar el te con amigas, me la imagino a la mía en esa situación sin dudar.
Lo que antes era solo panadería y venta al público ahora se transformó con pocas mesitas a un costado en una confitería con venta de café, te y todas esas cosas espectaculares que ves en los escaparates.
Pedí un café con leche con macarrons, uno de chocolate y otro de maracuya. Para mi sorpresa este último era celeste y blanco (día de la bandera y jugaba la Selección) muuuy ricos y frescos. También pedimos torta de chocolate con maracuya (muy monotematico lo nuestro) y capaz la pifiamos ya que sentimos que no era de ese día, no era fresco.
La atención buena, aunque al no estar acostumbrados a la tarea de mozas las chicas tardaban en tomar los pedidos, igualmente siempre con una sonrisa.

Es de esas panaderías extra mega clásicas, de esas que recurren a colores bordo con dorado para su logo. Y como no es de esperar otra cosa de estos lugares, cuando entras queres tener el tiempo y el dinero para llevarte todo.
Adentro hay mesas donde las señoras del barrio se juntan a tomar el te y elegir entre la variedad de masas y facturas que ofrecen directamente desde el mostrador. Y es que claramente uno podría pensar que es un lugar que te va a cobrar de mas sin darte toda la calidad prometida, pero no es asi… y eso las señoras del barrio lo saben bien!
Pero para mi, lo que mueve y determina qué es una buena panadería o no, son los sándwiches de miga. Estos no solo no decepcionan sino que se los ve siempre super frescos y apetitosos con una importante variedad.
El valor agregado de este lugar es que supo adaptarse a los tiempos modernos, y a su tipica vidriera parissina le suman unos macarons coloridos que definitivamente te van a hacer entrar!

He probado en diversas oportunidades las exquisiteces que hacen en esta confitería y son impresionantes.
El Progreso fabrica productos de pastelería de excelente calidad desde 1919, o sea desde hace casi un siglo. Con lo cual, claramente tienen experiencia en la materia. Según parece, el local lo abrieron antiguos empleados de la ultra famosa confitería El Molino, que ya existía hacía unos cuantos años por aquel entonces.
Desde hace un tiempo habilitaron parte del local con mesas para poder tomar un café, té o la infusión que más te guste ahí mismo. Una gran oportunidad para probar cualquiera de los productos que elaboran allí.
Fui con mi novia una vez a tomar un café y el servicio fue muy bueno. Tienen pocas mesas, dado que el local originalmente no estaba pensado para tener un servicio de cafetería (recuerdo haber entrado de chico cuando aún no existía ese sector).
En fin, si vivís por la zona o estás de paso, es muy recomendable para pasar a probar cualquiera de los productos que hacen ahí. No los van a defraudar.

Pastelería bien tradicional, El Progreso remite a las patisseries parisinas tanto por su disposición –que también es similar a la de los clásicos barriales– como por su oferta y sabores.
Debo admitir que entré tentada pero con un poco desconfianza. Acostumbrada al típico «mucho ruido y pocas nueces» temí que se tratara de una panadería inflada, con precios excesivos y actitud pretenciosa. Pero nada que ver.
La atención es muy buena, las opciones son infinitas –hay desde las clásicas masitas, tortas y sanguchitos de miga hasta cosas más jugadas como macarrones, eclairs, cupcakes– y todo es fresquísimo. Y esto último es para destacar realmente, porque cada vez cuesta más encontrar cosas dulces ricas y bien frescas.
Como decía antes, los precios son elevados… aunque, la verdad, para la zona no son una locura. Bien vale la visita! El lugar además es muy acogedor. Volveré a seguir probando sus delicias!

Esta panadería y cafetería se encuentra en el barrio desde hace casi 100 años. Y es uno de esos lugares que vale la pena recomendar porque nunca bajaron la calidad de sus productos. Está atendida por sus propios dueños.
Venden los clásicos sandwichs de miga, locatellis, fosforitos y chips, por el lado de lo salado. Entre las cosas dulces están los huevos quimbo masas secas y finas, florentinos, profiteroles, arrolladitos con dulce de leche. Últimamente incorporaron cupcakes y macarrons. Pero, para mi, no son su especialidad.
En Pascuas, hacen pan dulce y stollen buenísimo. Además, huevos de todos los tamaños, gallinitas con confites y otras delicias para los chicos. Hacen empanadas de vigilia de varios gustos.
También hay algunas mesitas para tomar un café así que ahí mismo podés degustar cualquier cosa de su pastelería.
Aceptan todas las tarjetas, la atención es excelente y la relación precio calidad es muy buena.

Esta panadería es de las más tiernas de la zona. Atendida por la misma gente ya hace años y mantenida como era antes, esta pastelería es la de mejor calidad del barrio. Los precios son más altos que en otros lugares, pero se nota la diferencia en calidad a la hora de comparar.
El lugar también cuenta con algunas mesitas para sentarse, pedir un café y disfrutar de la cosas dulces en el mismo lugar. Si van a buscar mucha cantidad de algo para preparar algún evento en casa recomiendo llamar antes y hacer el pedido pues acá todo es fresco con lo que a no ser que llegues muy temprano hay cosas que puede que no encuentres. A pesar de mantener el personal y el local como en los viejos tiempos, esta pastelería actualiza su oferta de cosas dulces e incluye en su oferta dulces que están de moda como macarons y cupcakes. Por supuesto los clásicos siguen estando en la vidriera, mi preferido: budín de limón con glaseado de azúcar.