Nicolasa

Primero que nada, voy a polemizar un poco con los demás Unilocalers que han reseñado este bolichito tan simpático, pero gustos son gustos y sobre gustos no hay nada escrito (salvo en las heladerías)
Entré a Nicolasa de casualidad, un día que volví caminando desde el laburo hasta mi casa y la sensación con la que salí es un tanto ambigua: por un lado voy a concordar con los demás; la cafetería del lugar me pareció muy buena. Pero por el otro, decoración, ambiente y servicio… no tanto.
Me senté a las 5 de la tarde y pedí un combo de merienda «Croque Nicolasa», que viene con un tostado de jamón y queso en pan de campo, gratinado con gruyère. Una locura de rico! Uno puede pensar que es algo imposible de comer sin quedar pegado al queso pero, no entiendo como, el guyere gratinado queda arriba del pan como una tapa extra que le da un picante riquísimo. Encima el borde del pan es medio dulzón, así que ahí también suma sin ser un pastiche de sabores. Viene, como todos los combos, con café con leche o té y un vasito de jugo (no exprimido, creo que era de esos de bidón medio mentirosos). Aparte me pedí una medialuna que no es como las de panadería, sino más bien seca por fuera, medio hojaldre… no me convenció pero estaba OK.
La ambientación es… rara: parece una sandía gigante, con paredes rosa chicle y detalles en verde. La música no molesta, pero es una cosa genérica inclasificable y la atención estuvo más o menos bien. Tardaron en atenderme, aunque eramos solamente 4 personas sentadas. Se olvidaron de la medialuna (que no reclamé porque si no la traían tampoco era grave) y al final estuvieron casi 20´ para traerme el vuelto porque la moza no se podía ir y la ¿encargada? estaba en el subsuelo ocupada en algo evidentemente más importante.
Las 3 estrellas no son por el producto en si, sino más bien por la experiencia completa. Pero seguro que un día de sol, sentado en las mesitas de afuera, mejora un montón.

Tramposamente simple es la fachada de Nicolasa. Uno se imagina uno de esos café de barrio chicos con pocas opciones y sabores poco elaborados. Pero tiene mucho más para ofrecer de lo que parece.
Quizás por que uno entra con bajas expectativas es que sorprende lo que ofrece en cafetería y comida. Una amplia selección de pastelería, un café muy rico, muchas opciones de ensaladas y sándwiches de bagels y pastas.
La heladería no la probé, pero creo que es solo estacional y en el invierno no ofrecen esos productos.
Algo re bueno para los amantes del sol como yo, su localización hace que en invierno el sol le de a sus mesas en la calle toda la tarde. Iré a tomar muchos café y soñar que es verano nuevamente, aunque sea por un ratito.

Nicolasa es un bar nuevo que abrió enfrente a Florentina donde antes estaba Triflé (un bar que, para mi gusto, era bastante caro. Lo interesante de Nicolasa es que además de ser bar es heladería. Y, la verdad, es que los gustos están súper bien. Como siempre mis favoritos son los de frutas pero, obviamente, hay de otras cosas.
El café es correcto, Segafredo, sigo, sin embargo, que el nivel de café de los bares de Buenos Aires mejore porque, viejo, tomamos mucho café en esta ciudad y los mejores cafés son, a lo sumo, decentes.
La atención en Nicolasa está muy bien, son chicos jóvenes pero atentos –no son súper eficientes como los de bares clásicos pero lo suplen con simpatía-​. Además, el lugar es lindo por dentro, tiene unos colores verdes y unas mesas que dan cierta tranquilidad y proporcionan un buen lugar para ir a trabajar. Florentina –el bar de enfrente– solía ser un gran refugio para el laburo pero a veces se pone demasiado ruidoso, Nicolasa puede ser una gran opción alternativa.

Necesitaba un lugar en el que sentarme 15 minutos, tomar un café y poder charlar por teléfono tranquila. Salí a la calle y me topé con Nicolasa, que cumplía los requisitos. En esta esquina (frente a Florentina
) antes había otro bar, Triflé, que me gustaba mucho para almorzar.
A principios de este año abrió Nicolasa, todo pintado de verde en el frente y con una decoración bella adentro. Es tres en uno: heladería, cafetería y restaurant. Sólo me tomé el jarrito que fui a buscar, pero pispée la carta –y los platos que salieron a otras mesas– y había opciones interesantes de sandwiches, tanto fríos como calientes, y a buen precio.
Hay combos de desayuno y merienda que se pueden pedir durante todo el día (con tostadas, medialunas, sandwiches o fosforitos), y menú para almorzar de dos o tres pasos, o con postre, con platos a elección. Hay wifi, música a volumen correcto y buena atención.

Nicolasa es un restaurant, cafetería, heladería, y en los tres aspectos destaca. Como restaurant, tiene muy buena cocina y la comida sale rápido (yo pedí el wok de pollo sin pollo y estaba delicioso). Como cafetería, trabajan café Segafredo y el espresso está bien tirado, nada aguado ni quemado. Y como heladería, los helados artesanales (supuestamente siempre tienen gustos distintos) son muy buenos, por lo menos el de frambuesa puede haber sido el mejor helado de frambuesa que haya probado.
La atención es muy buena, pero lo que más me atrae del lugar es su fachada e interior. Las vidrieras y puertas, como con un diseño de hojas (creo que son hojas) son muy lindas, y adentro las paredes están cubiertas de cuadros coloridos que dan al lugar su propia personalidad –una bastante alegre.