Melão

Amé este lugar! Llegamos alrededor de las 21.30 y por suerte habíamos reservado después de leer algunas reseñas de Unilocal porque hay cinco mesas literalmente. CINCO. por lo que es bastante difícil conseguir lugar sino reservas. De hecho vi como a dos parejas las dejaban afuera por no tener reserva ya que las unicas dos mesas libres estaban reservadas con anterioridad.(dije mucho la palabra reserva, pero no se por cual otra sustituirla: P)
El local es hiper chiquito, tiene el tamaño de una pizzeria de barrio en la que hay una barra nada más. De hecho tenes la cocina a la vista, por lo que podes ver como van armando los platos.
Pedimos unas chimichangas de entrada que son todo lo que esta bien en este mundo. Y después pedimos un plato cubano que no recuerdo el nombre en este momento. Estaba bueno, pero no tanto como el otro. Como habíamos pedido las chimichangas primero decidimos compartir el segundo plato y no nos quedamos para nada con hambre! Asique si pedis una entrada tranquilamente podes compartir plato!
Hay un tema con las bebidas, yo no se si esta muy de moda la onda limonada o qué, pero no es del todo mi agrado por lo que pedimos una cerveza y la única que tenían era Quilmes. Asique :(Terminamos tomando agua que viene incluida en el cubierto.
DATAZO: Por Marzo y Abril estan cobrando varios platos 100 pesos! Por lo que lo hace un gran lugar para ir! Rico y barato!

Fui por primera vez en 2012, buscando lugares cerca de casa lo encontré y me pareció que iba a estar bueno, fuimos después de ver una obra de teatro, había hecho reserva y cuando llegamos vimos que el lugar es diminuto, es como un local con cuatro mesas literal y la cocina a la vista.
El lugar nos gustó mucho, tienen pocos platos pero muy ricos, un plato por cada etnia, para todos los gustos, mexicano, cubanos, de Irlanda, India y muchos más.
La atención es super personalizada porque estamos todos en un espacio muy reducido.
Quizás lo que tendrían que cambiar es la extracción del lugar, porque te vas con todos los olores de todas las comidas que cocinaron.
Pero sin dudas es un lugar muy acogedor donde cocinan con mucha dedicación.

No se. Fui un par de veces y pedí platos distintos. No se come mal, le ponen onda al asunto, pero te queda la sensación de que «quien mucho abarca poco aprieta». Si bien es tentadora la idea de un lugar en el que se pueda probar un plato irlandés y otro pakistaní, medio que al final se terminan pareciendo, salieron de algún tupper. El lugar es minúsculo, podes ver todo el procedimiento… Siempre tengo ganas de volver. Está bueno para el invierno porque todo es medio guiso.

Es un localcito pequeño en Villa Crespo que se especializa en comidas tradicionales de varios lugares del mundo.
En mi caso elegí las especialidades mexicanas. Probé tacos de carne y los pedí «lo más picante posible» cumplieron y de maravilla!
Al ser un local chico el aroma de la cocina se siente y me di cuenta cuando estaban preparando mis tacos porque me empezaron a arder los ojos, lo que implica que los cocinan a la manera tradicional, con el picante en la cocción y no como un agregado. 10 puntos por eso.
Lo recomiendo para ir en pareja y comer algo distinto.

Melao es un restaurante de dos por dos. Las mesas son solamente seis, muy chiquitas, algunas de las cuales están apretadas contra la pared y es dificil acceder al asiento. La decoración es pésima y la fachada no invita a entrar. Fui un día de verano, mes de enero, con el agobiante calor bonaerense típico de esa época aplastándome el cuerpo y lo único que allí tenían para remediarlo era un ventilador de pie que se caía a pedazos. Ahora, qué es lo que tiene entonces este lugar para que mi puntuación sea de 4 estrellas?
Melao tiene una mezcla de etnias en sus comidas: hay platos mexicanos, con influencias peruanas, cubanas, del sudeste asiático y japonesa. Todo junto presentado en su cartita tan simpática con colores fuertes y dibujitos. Cuando ves la carta te puede llegar a agarrar una pequeña desesperación del tipo ‘NO SE QUE PEDIR’. Cuando finalmente nos decidimos, ordenamos una chimichanga que son como unas tortillitas mexicanas rectangulares que adentro tienen arroz, carne, queso. Nada que ver con los tacos, es distinto, muy rico. Y el otro plato fue una carne con salsa de chocolate muy extraña, y muy extraña en cuanto a sabor. Rico, pero raro. Postre, compartimos un postrecito muy bueno de maracuyá.
Eso es lo bueno que tiene melao, ofrece comida de todo el mundo, mezlcada, sabrosa, fuera de la típica cosa palermitana-​gourmet.
pd: Como los platos son muy condimentados y picantes, estuvieron astutos y pusieron en la carta, al lado de cada plato, unas calaveritas. Cuantas más calaveras hay, más picante es la comida. Útil

Cuando descubrí este lugar, sus dueños estaban de vacaciones y tuve que esperar un tiempo para poder encontrarlo abierto… lo bueno es que queda muy cerca de mi casa, así que daba una vuelta por ahí de vez en cuando para ver si habían vuelto.
Una vez que volvieron, fui con mi hermano y mi novio. No habíamos hecho reserva, pero les quedaba una mesa como para nosotros. No sé si ya leyeron el otro comentario, pero es así, el lugar es muy pequeño. Ojo, me encanta que sea tan chico y tan íntimo, pero ojo, en verano el calor es insoportable.
Llegas y charlas con las chefs, quienes a su vez hacen las de meseras. Ambas tienen muy buena onda, se nota que viajaron mucho y les encanta su trabajo. No solo puedes comprar platos preparados, sino también productos difíciles de conseguir (aunque últimamente se están volviendo más comerciales), como plátano, leche evaporada, nachos (los copados, no Doritos), especias y mucho más.
También puedes hacer take-​out, si el pedido es grande lo puedes hacer por teléfono uno o dos días antes y lo pasas a retirar en un horario acordado, o puedes llamar el mismo día más temprano, pedir lo que quieras comer y pasar a buscarlo esa misma noche.
Lo único que no me gustó es que es tan chiquito que es un poco incómodo moverse. Pero la comida es tan buena que lo ignoras eventualmente. El pago es solo en efectivo.

En un principio Melão tenía todo lo que necesito para que un restaurante me caiga bien: ser un sucuchito simpático, con una carta original con comida de distintas partes del mundo. Si bien el ambiente es demasiado pequeño, y había un ventilador de pie que te tiraba pimienta en los ojos, esos son detalles menores cuando el lugar tiene personalidad y la carta propone opciones tan variadas que van desde curry tailandés hasta ropa vieja (un clásico cubano), pasando por guiso marroquí, estofado pakistaní, entre otros.
Los platos que pedimos fueron todos muy ricos, salvo por el garam masala indio, al que encontramos medio soso. Lo que más me gustó fue el mole chamaco chipotle mejicano, que le hacía honor a sus dos calaveritas, algo que los adictos al picante sabemos apreciar.
¿Qué fue lo que no me cerró de Melão? Nada menos que la atención. Un lugar tan pequeño e informal no puede darse el lujo de no contar con gente cálida atendiendo! Nos apuraron para pedir (más allá de que faltaba más de 1 hora para el cierre), no nos ofrecieron postre, y sentimos bastante hostilidad al sacar fotos de cada plato.