La Blanquita

La Blanquita, es «la parrilla de la esquina de casa», que si bien no es mi primera opción a la hora de salir a comer afuera a una parrilla (es bastante salado comer en el lugar y no acepta tarjeta de crédito), al estar en la esquina de casa me salvó muchísimas veces.
Con una carne dentro de la media/​buena, unas mesitas muy lindas enfrente de la plaza Almagro ideales para verano y un decorado interior bastante porteño, es un lindo lugar para innovar una noche.
Tiene promociones durante la semana con 50% de descuento en las mesas todas de mujeres, y otro 50% de descuento en el almuerzo para los vecinos del barrio (qué sinceramente no sé cómo lo verificarán).
Puedo recomendar mucho las papas con cheddar, el choripan, y si te gustan los sanguches de bondiola de corte grueso te va a encantar esa opción.
El delivery depende del día de semana y el flujo de pedidos, a veces es rápido y otras tarda bastante.
Como lo tengo en la esquina la mayoría de las veces prefiero ir directamente a la ventana de la parrilla a pedirle a Lucho (parrillero y socio) lo que quiero llevar.
Una opción a tener en cuenta para los que andan por la zona con ganas de comer carne.
Las fotos se las debo para cuándo salga a hacer algún mandado =P

Fui a comer a La Blanquita la semana pasada, por recomendación del monóculo de Unilocal,que me aviso que estaba cerca y por los comentarios: el día estaba lindo, calorcito y todavía estábamos jugando el Mundial (de hecho fui antes del partido contra Holanda)
Nos sentamos en una mesa afuera porque adentro el humo era insoportable, ojo con eso. Como eramos dos, pedimos un Trío de Achuras del que, nos aviso el mozo, iban a faltar las mollejas. Para ir matando el tiempo, y el hambre, pedimos unas papas fritas.
La verdad que la comida estaba bien, nada que se destaque. Aunque finalmente hubo mollejas (que ya habiamos decidido reemolazar por morcilla, pero todo bien porque mollejas) la comida tardó bastante en salir (casi ’45).
Pero mas allá del humo y de la demora, es una linda parrillita para comer algo en la vereda. Ademas tienen un mostrador al paso que me parecio bastante piola.

Nos habían recomendado bastante esta parrilla así que fuimos un sábado al mediodía, muy hambrientes post-​mudanza.
El lugar es muy bonito de afuera, estaba bastante vacío. Pero arrancamos medio mal: pedimos unas mollejas y no tenían. Por suerte lo compensaron con una provoleta de la casa que tenía chorrizo adentro. Grosera pero riquísima.
La carne estaba buena y las papas también, pero no me parecieron nada del otro mundo. Aceptan sólo efectivo así que es medio plomo si no andás con ganas de pasar por un cajero.

A la Blanquita fui con bastante esperanza, sabiendo que iba a un lugar que todo el mundo recomienda. Me desilucioné un poco con la carne. Pedimos vacío y asado y el asado estaba medio seco y el vacío tenía muchísima grasa y nervio. La carne fue más bien floja. A favor en cambio estuvo una «provoleta criolla» que es una provoleta con chorizo arriba. Violenta, suculenta y de primera.
Algo extraño y para aprovechar que tiene este lugar son los días «solo para chicas», los martes, en los que a las mesas de solo mujeres les hacen descuento del 50%.
Llevé mi queja a los que me recomendaron La Blanquita en cuanto a carne, y me dijeron que no, que en carne la buena es La Otra Blanquita. Y bue, me queda probar la otra blanquita.

La Blanquita es una de las parrillas típicas del barrio de Almagro. Y tiene con qué. La carne es realmente buena y la ecuación precio-​calidad es todavía mejor.
Tanto las carnes al plato como los sándwiches (especial atención al excelente sándwiches de bondiola) están hechos con materia prima de primera calidad y el parrillero sabe lo que hace.
La decoración del lugar es atrevida, una fusión que no desentona entra un diseño moderno con las clásicas e infaltables imágenes de argentinidad (fotos de Discépolo, pósters de Maradona, autitos de carrera de Fangio) presentes en casi cualquier parrilla.
Para los mediodías o las noches de calor una muy buena opción son las mesas en la vereda, desde donde se tiene una buena vista de la Plaza Almagro.
Una buena noticia es que ni siquiera hace falta ir hasta allá. El delivery funciona rápido y sin problemas. Y para los más ansiosos que prefieren ir ellos mismos a buscar la comida, una barra especial con su ventana (bien de parrilla de al paso) conecta a los clientes en la vereda con el mismísimo parrillero.