La Academia

Qué pasó con el viejo bar La Academia?, alguien sabe? lo vendieron? me pareció muy raro que me trajeron un exprimido de naranja en un frasco de mermelada (que me lo bancaria si estuviese en palermo) y habia música electrónica adentro. sí habia gente jugando al billar en el fondo pero los viejos que frecuentan o frecuentaban el lugar no sé si estarán muy contentos.

Es un café notable y uno de los mas viejos de la ciudad, lo cual se nota en su amplio salón, típico de otros tiempos. Tiene un horario amplio y como suele suceder en estos lugares, los clientes de toda la vida comparten el lugar con jóvenes y algún que otro turista. Si querés ir al baño tenés que atravesar un salón inmenso con mesas de billar. El salón de cafetería se conserva bastante bien teniendo en cuenta los años que tiene pero la zona de las mesas de billar está venida a menos. Los baños son feos y antiguos, se entiende que quieran mantener el estilo pero la grifería, pisos y paredes parecen estar desde la fundación del lugar.

Es un lugar clásico, ideal para ir a esperar a alguien o para estar tranquilo a la tarde, leer un libro y descansar.
Vamos primero por lo negativo…: un sábado a la tarde/​noche, una sola moza para todo el salón delantero. La chica con la mejor voluntad y una atención impecable, pero no daba a basto aún sin tener el bar repleto. Faltaría una oferta más amplia de cerveza, a mi parecer, porque elegir entre Stella o Quilmes ya no parece válido en lugares de este tipo. Después de todo estamos ofreciéndole a muchos turistas una mirada de lo que solía ser Buenos Aires, esa ciudad bohemia, y como mínimo esperaría mejor calidad. Todo bien con los billares pero si hay un grupo de ruidosos, podés olvidarte del relax. Vas a escuchar sus gritos como si estuvieras al lado (y eso que yo me senté pegada a la puerta).
Lo positivo: además de la atención, los precios están muy bien y tienen una propuesta acotada pero válida. No es para ir a comer, es más para picar y tomar algo. Ofrecen empanadas y sandwiches, pero para comer empanadas en serio es mejor ir a La Americana que está en la zona. Mención aparte las papas fritas, de lo mejor que probé en mucho tiempo. Soy muy fanática de las papas y es muy difícil encontrar en B.A. un lugar (mucho menos un bar de este tipo) que las cocine en el momento, con la crocancia justa, y con el detalle de tener aparte las salsas. Para otro día quedará jugar al pool. Los precios son muy acordes y cuidan el bolsillo.
Si te gusta mirar gente como personajes, te fastidia la hypeada que exsten en algunos reductos porteños y querés hacer una visita a un pasado cercano, andá a La Academia.

La Academia es un bar/​café típico porteño a metros de Corrientes y Callao, que funciona casi como el estereotipo de estos bares. Muebles viejos de madera, una barra con aperitivos que tomaba tu abuelo, ginebra bols, y así.
Tiene ventiladores de techo y aire acondicionado aunque al aire no lo vi en acción en un día de calor que fui.
El local es muy grande y se extiende por dos salas enormes que dan al fondo, donde hay varias mesas de pool y billar que se cobran por hora. Las mesas son viejas, pero están bien. Es para ir a jugar con amigos, nada profesional ni pretensioso.
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Contraseña del wifi: laacademia

Hay lugares que existen por lo que fueron y La Academia forma parte de ese grupo. Un verdadero monumento en forma de bar que se erige en la entrada al centro porteño. Un lugar donde el mismo Enrique Symns comenzaba a sentir el sabor de los quilombos que se le venían en la Buenos Aires revuelta de los 80′ y todos los intelectuales y bohemios de la Ciudad se colgaban hasta cualquier hora para intercambiar ideas de un mundo mejor (o peor).
Cualquier loco sobreviviente de esa generación maldita te va a contar alguna anécdota de La Academia, su interminable barra o sus mesas de billar. Lamentablemente el lugar perdió ese espíritu aventurero del cual muchos de nosotros nos enteramos por crónicas o vivencias ajenas pero se sigue manteniendo como un lugar decente para sentarse y tomar algo hasta que alguna mega cadena de algo pueda comprarlo y terminar de transformarlo en un lugar gris e intransitable.
La mejor excusa de visitarlo es formar parte de eso que se llama historia, ya que en la actualidad no hay mucho más para ofrecer que una cerveza, charlar con algún extraño y seguir camino a rumbos más frescos.

Clásico de clásicos porteños, la Academia es un sobreviviente de esa avenida Corrientes proverbial en la que las librerías estaban abiertas toda la madrugada, y este bar mantiene esa costumbre horaria. Aunque por disposiciones legales ya no sirve alcohol después de las cinco de la mañana, ántes de que se acabe la última cerveza ya empiezan a salir el café y las medialunas, en continuado.
Detrás del salón principal, con mesas, hay otro, tan grande como el primero, donde se juega al pool, al billar y a los dados. Si ese es tu plan, la Academia es un lugar tan bueno como cualquier otro. La cerveza sale fría, la comida no es nada del otro mundo (la pizza es de prepizza, algunos sandwiches se la bancan) pero se sirve toda la noche, no preparan tragos más allá de un fernet o un gin tonic, pero estos no están mal.
En resumen, la Academia es un flojo plan A pero como plan C o lugar donde terminar desayunando luego de una noche larga puede salvarte las papas del fuego. No le pidas más que eso.

No es un lugar al que valga la pena ir por lo que ofrece sino porque si fuera una persona, sería lo que considero «un personaje».
Es un local enorme, con muchas mesas para sentarse y otras para jugar al pool y algunos juegos de mesa. Claramente el bar es de otra época, sobre todo porque es difícil encontrar uno tan grande por esta zona.
La decoración se quedó en el tiempo, se nota que no le prestan atención a este tema.
La característica más llamativa es que está abierto todo el día, así que podés ir en cualquier momento. Es muy distinto el público durante del día del de la noche, especialmente por la madrugada. Vale la pena darse una vuelta alguna vez, es una clásico de la ciudad.

Si te gusta la noche no glamorosa del centro de Buenos Aires, no podés no conocer La Academia, el legendario «bar-​billares» de la avenida Callao. Bar viejo, nunca remodelado, ubicado en un solar enorme que tiene tres salones: adelante, las mesas para tomar algo, en el medio mesas para jugar al dominó o a las cartas, y atrás mesas de pool y de billar.
Lugar para viejos o jóvenes hippies, La Academia está abierto las 24 horas y puede ser una gran aventura caer tipo 5 de la mañana a tomar una cerveza y observar la fauna del lugar.
A algunos les puede parecer deprimente: el lugar es tan grande que siempre parece vacío y la verdad que no ofrecen grandes cosas. No recomiendo comer nada y más allá de algún whisky o fernet, no hay tragos ni nada de eso.
La Academia es como un viaje en el tiempo a la Buenos Aires de los ’60 o incluso de antes.