Buena pasta, una línda sorpresa. Llegamos a Jetro casi por accidente.(Nuestra primera opción, a unas cuadras, había cambiado sus horarios y estaba cerrado). Y la sorpresa al entrar fue muy agradable. El ambiente es cálido y confortable. Es, como decirlo? Uno de esos típicos bolichitos porteños en los que, en una mesa, tenés a una vieja medio estirada leyendo el diario y a cinco metros, nosotros, depredadores de pastas caseras. Un café, un restaurant, un bar, todo junto, mezclado y en armonía. La carta me sorprendió con una gran variedad en pastas caseras(probamos raviolones de pollo y nuez con salsa de albahaca y ravioles de ricota con hierbas frescas — todo delicioso). La atención fue muy correcta y atenta. Precios muy razonables(me pareció barato aunque, en general las pastas suelen ser una opción más económica). En la carta se ofrecían pizzas y sandwiches con muy buena pinta, para volver y probar. Hay promociones de meriendas y desayunos bastante atractivas. También cuentan con menú ejecutivo los días de semana. Recomendable. Saludos, I.
Alejandra A.
Place rating: 3 Buenos Aires, Argentina
Jetro, un lugar en el que nunca me senté a comer pero que por una u otra razón ha sabido saciarme con sus platos. Mi primera experiencia fue comprando medialunas para llevar a la oficina, y se ve que fueron buenas porque cuando volví tiempo después por unas empanadas de carne dulce recordé perfectamente la esquina de Avenida Córdoba. Y qué decir de esta variedad de empanadas que junta tantos fanáticos como detractores: ¡exquisitas! Rellenas con carne cortada a cuchillo y alguna que otra pasa de uva. Mi última experiencia fue el locro del 25 de Mayo, pedimos un par de porciones a domicilio que llegaron en sus respectivos platos de terlgopor con algunos bollitos de rico pan en una bolsita. Estuvo bien, el tamaño justo, sabroso aunque un poco amarrete de chorizo colorado. Si vivís por Facultad de Medicina o el Abasto Jetro te salva, vale la pena probarlo.
Luis O.
Place rating: 3 Buenos Aires, Argentina
Cuando pasaba por el lugar, el dueño le estaba entregando una sonrisa a uno de los clientes habituales acompañado por su mujer, quería seguir sirviendo a sus comensales. Por dentro pocas personas acudieron al lugar en un mañana gris, pero el local ofrecía un ambiente muy tranquilo y saludable, para el que quiera usar su espacio como living de su casa, para leer el diario, tomar un café, charlar sobre los temas que atraviesan la vida de los argentinos. Es un negocio con bandeja en mano, de esas que tiene un equilibrio increíble, donde pocas veces se caen las cosas que se transportan. El tiempo que lleva hacer un café es muy rápida y se decorado con una cuchara, una galletita y un vaso de soda. La propina que espera en la mesa, siempre son generosas, por los servicios prestados, con los brazos y la sonrisa permanente.