El Palacio de la Papa Frita

El nombre hace honor a los platos.
La fachada rústica no deja de ser sobria ni elegante para un lugar que admite desde grupos de amigos hasta familia.
En lo personal, me encantan los cortes de carne, así que pedí el menú «Palacio», de tres platos con bebida incluida. Para la cantidad de morrrrfi que trajeron y su calidad, el precio esta muy bien. Muy recomendable el ojo de bife con papas soufle.
La atención fue buena y la comida la sirvieron rápido, así que realmente no hay nada de que quejarse. Encima pasaban el partido mientras cenabamos.
El filete de merluza con papas es excesivamente grande, así que atención a la gente que come como pajarito porque muchas porciones son para compartir. Es un lugar que no dice mucho de afuera, más allá de su reputación y de su larga vida sobre Viamonte, se come barbaro, así que no se llenen con pan (aunque lo sirvan con una salsita que está para morirse). Buen provecho!!!

El Palacio de la papa frita es una cadena de restaurantes con 2 locales en el centro, otro en Laprida cerca de Santa Fe con un salon de fiestas y otro en Costanera que suele hacer eventos de prensa e invitar a famosos. Además auspician varias obras de teatro.
La calidad de la comida es excelente lo mismo que la atención. Las papas fritas como bien lo indica su nombre son riquisimas. El bife de chorizo es excelente. Tambien hay muy ricas milanesas, pastas. Son restaurantes para comer bien y a un precio bastante accesible

O que se dizer de um restaurante tão antigo?
Desse não se pode falar mal, até mesmo Wi-​Fi você encontra aqui.
É um lugar pitoresco, com garçons das antigas, que sabem atender.
A comida tradicional, muito bem servida e com aquele toque caseiro Argentino.
Aproveitem :)

Llevé a mi hijo un mediodía mitad de semana y a conocer el tan esperado palacio, especialmente a la llegada de las papas infladas. No era lo que esperaba. Si bien cumplió el sabor, mis expectativas estaban lejos. El lugar estaba con gran cantidad de turistas, que aceptaban mansamente comer un bife rojo pasión. Ese fue el menú que pedimos también, y nunca preguntaron a qué nivel de cocción lo quería. Así lo trajeron, y tuve que pedir que lo cocinaran un poco más. El ambiente no está mal, se mantiene en el tiempo.

El Palacio de la Papa Frita podría ser un gran restaurante de barrio, de Almagro o Caballito, de esos inmensos, para familias, que los domingos al mediodía tienen una fila que llega a la esquina.
Pero el Palacio de la Papa Frita queda en el no-​barrio por excelencia de la ciudad: el Microcentro. Entonces, después de tantos años en el mismo lugar, es uno de esos lugares que se ganan la historia de una zona de la ciudad donde la historia es la no-​historia de los restaurantes que duran poco y nada.
El Palacio de la Papa Frita es la excepción a esa regla. Suele ser frecuentado por familias enteras que muy cada tanto deciden dar un paseo por la calle Lavalle (al cine, o simplemente a dejar a los pibes un rato en los videojuegos que sí, en esta peatonal siguen existiendo); pero también es un lugar histórico para que paren los miles de trabajadores y trabajadoras de la zona que de tanto buscar un buen lugar para almorzar conocieron el Palacio de la Papa Frita y ya no lo cambian por nada.
La comida es realmente rica y los platos gigantes. Es famoso por sus papas soufflé, pero las pastas, las carnes, los pollos y los pescados son grandiosos. El bife de chorizo (todavía mejor si se acompaña con sus tradicionales soufflé y un huevo frito) es toda una institución.
El lugar no dice más de lo que tiene que decir un lugar de estas características: un salón grandísimo, sin pretensiones de modernidad, atendido por mozos de oficio con servilleta blanca al brazo.
Los precios probablemente sean un poco más elevados que en otros lugares de la zona, pero ni bien los analizamos con la ecuación precio-​calidad nos damos cuenta porqué la gente que almuerza todos los días por la zona elige El Palacio de la Papa Frita.

Cuando mis viejos eran jóvenes solían ir a comer al Palacio de la Papa Frita, así que había escuchado mil anécdotas sobre este lugar y sus famosas papas soufflé. Entonces una noche me llevaron a mi y a mi hermano para que de una vez por todas lo conozcamos.
Uno se imagina que al ser «el Palacio de la Papa Frita» sólo va a encontrarse con distintas opciones de papás en un local de comida rápida. Sin embargo, este lugar no es nada de eso.
Yo creo que nada cambió en el restaurant desde la época de mis viejos hasta ahora. Es un local enorme pero bastante antiguo, siento que no lo han redecorado desde aquellos tiempos. De todas formas es sumamente prolijo y limpio, da gusto sentarse a comer en un lugar así, con tanta tradición y en un ambiente tan familiar. Cuenta con dos pisos con paredes de madera y mesas revestidas con manteles blancos (en nada se parece a un local de comida rápida).
El menú es muy variado, como todo buen restaurant. No se acota a un par de opciones de papás fritas sino que ofrece todo tipo de carnes, pastas, verduras, postres, etc. etc. etc. Igual admito que, como fanática de las papás fritas que soy, esperaba encontrarme con un millón de opciones de papas y en realidad no fue así. Sólo estaban las típicas: bastón, españolas, rejilla y la especialidad de la casa: papas soufflé.
De todas maneras recomiendo este lugar porque se come muy bien, las porciones son abundantes y la atención es excelente. No vayan con la idea de comer sólo papas fritas porque el menú no le hace honor al nombre del restaurant.