El Calamar

Pequeño negocio en una calle tranquila de lo que llaman «La Siberia» de Villa Urquiza, esta zapatería tiene su encanto. No está todo ordenado y guardado en prolijas cajas como una pensaría de cualquier negocio de este rubro sino todo lo contrario: es una zapatería de barrio donde los zapatos se apilan en pares sobre las estanterías que cubren las paredes, que a su vez tiene afiches de los más variados temas (el Papa, mujeres sensuales, calendarios y equipos de fútbol).
Cepillos, plantillas y cordones por todos lados, lo primero que llama la atención al entrar es el fuerte olor a cuero y pomada que invade el espacio. Con una radio de fondo siempre prendida, el señor ¿Calamar? logra arreglar y dejar como nuevos mis zapatos de hace millones de años que, además, le llevo siempre apurada y necesitándolos «para mañana». Tranquilo, te toma los datos, agarra los zapatos y te dice que tiene mucho trabajo pero que bueno, que va a tenértelos listos para mañana!