Café San Juan

Un lugar pequeño donde te hacen sentir como en casa.
Los sabores superan toda expectativa que uno pueda llegar a tener

Mas que un brunch fue un almuerzo tardio, fettucininy gambas Hoy se noto como cambio el mercado por que un domingi de sol nunca conseguias mesa y hoy podias elegir dond sentarte
La calidad y abundancia de siempre, avalado por la frescura de sus productos

Fui hace unos dos meses, la entrada buenisima, pero el plato principal muy poco emocionante. Comi en la barra y me mori de calor, ademas de que es muy chiquito y te pasan los mozos por encima. Emm… Fui porque el cocinero es famoso, la pase bien, pero no volveria.
… Me olvidaba: la panera es exquisita.

Just went here tonight and was extremely disappointed with the food. We sat outside as the host had informed us that without a reservation we would have to wait over an hour. We sat right by the door and I heard the host telling newcomers the same thing even though there were several unoccupied tables for the entire time we were there.
We ordered the goat cheese with portobello mushrooms to start. We received regular mushrooms on sliced goat cheese atop stale bread, this cheese tasted like it came from a kiosco.
For mains we had pasta with shrimp and stuffed pheasant. Both were pretty much flavorless. The shrimp were small and had obviously been frozen before. There was some stuffing with the pheasant that was ok but also underwhelming. For 200+ pesos per dish we were hoping for something of better quality; we could have easily made either of these dishes at home on our own.
There seemed to be others at the restaurant disappointed with the mediocre food. Stay away unless you want to overpay for an underwhelming meal.

Fui cuatro veces, las cuatro comi cosas excelentes. De las cuatro, tres veces me atendieron muy bien, especialmente la última me atendió un rasta con mucha dedicación.
A ver… Empecemos por la entrada, no hay con que darle al salmón con salsa de eneldo. Todas las porciones son abundantes de modo que tw conviene compartir para probar la mayor cantidad de cosas posibles, porque creeme que cuando leas la carta vas a tentarte con el 80% de los platos.
Yendo al plato principal, la opción que más me gusta son los canelones de molleja (si, leyeron bien) y la que menos me gusto fue la perdiz.
Las pastas son muy ricas, juegan mucho con los hongos y los productos de estación.
Las bebidas alcohólicas las encuentro un poco caras, nada impagable.
Conviene reservar…

So many great restaurants in BA. Obviously the acclaimed chef was not in the kitchen the day we are there!

La comida: realmente increíble. Los platos principales no son abundantes, si son personas de de muy buen comer aconsejo pedir entradas que son una exquisitez. Nosotros pedimos las bruschettas de salmón y queso crema (de-​li-​cia) y las de girgola y tortilla de papa.
De principal, el pulpo nos pareció muy muy bueno, sólo que la porción supuestamente para dos es bastante cara ya que no era para nada abundante.
De postres ordenamos la terrina de chocolate (muy bien 10), el pastel de tres leches (BUE-​NÍ-​SI– MO) y una crème brulée (a mi gusto le faltaba la consistencia durita del brulée, estaba muy suave)
La atención: deja mucho que desear. Aparentemente todo el mundo experimenta lo mismo, los mozos sienten que te están haciendo un favor.
Volvería pero no por el trato precisamente.

Primero vamos con la advertencia: No vayan si no tienen hecha una reserva. Nosotros éramos 4 y fuimos un sábado a las 9pm; encontramos una mesa vacía de casualidad pero nos pidieron que para las 10.30 la tuviéramos libre. Había reservas hechas hasta las 12 de la noche! El lugar es muy chiquito y tiene pocas mesas, pero eso no quita que sea acogedor. El dato de color es que se puede ver la cocina.
El menú es bueno: todo es muy rico pero un poco caro. Nosotros pedimos 4 tapas y 4 postres para compartir, y si bien fue delicioso (especialmente las bruschettas) eran un poco escasas.
Los platos se veían abundantes en otras mesa, ¡pero ojo! casi todos tienen pescado. Si no te gusta (como a mí) se te va a reducir muchísimo el menú.
La atención fue buena aunque un poco lenta (tardaron 15 minutos en mostrarnos el menú, y eso es vital cuando nos teníamos que ir a una hora exacta). La carta es una pizarra de donde tiene que leer toda la mesa, y no tienen mucha paciencia los mozos en que la leas y explicarte los platos. Es una idea original pero mal implementada.
Volvería a probar los platos principales. Otro ojo: llevá efectivo porque no aceptan tarjeta.

Fui con una gran expectativa y cuando entre y vi el menú pensé que se iba a cumplir
Pedimos de entrada un paté de conejo que la verdad fue increíble. Muy rico y unas porciones importantes
Los platos principales q pedimos estuvieron ricos, pero nada más. Ricos pero nada que te vuelva loco o con algún sabor nuevo que creí que iban a tener.
Los platos fueron unos fideos con mariscos y unos canelones de molleja. Nada… La descripción y a la vista parecían que te iban a deslumbrar… Pero nada que alguien con una cierta idea de cocina no pudiera hacer en su casa
No es un no, voy a volver a probar carnes. Si es más de lo mismo, es un no rotundo. No x q la comida sea fea. Sino x q es pura publicidad

Fui con mi viejo porque él se moría de ganas de comer ahí (confieso que yo también) y como él invitaba, bueno, accedí muy gustosa.
Nos confundimos y fuimos al chiquito, que está en avenida San Juan, el grande está a una cuadra y nos enteramos cuando ya estábamos ubicados y no daba irse.
Sucede que es un lugar realmente chico, no hay manera de estar cómodo porque las mesas están muy juntas y constantemente los mozos te chocan. A mí particularmente me habrán pasado por al lado unas veinte veces, mozos y gente que entraba o salía. Incomodísimo! Sabemos que en el de la calle Chile esto no pasa porque es más espacioso.
La comida… bueno, iniciamos con unas gambas al ajillo que nos costaron $ 210 (WTF!) y vinieron seis gambitas para cada uno. Lógicamente es una entrada y la porción es correcta pero DOS GAMBAS POR ESAS GAMBAS? (me estoy riendo porque lo puse sin querer, perdón). Nada, es caro, y no estaban taaaan ricas. Comí unas mejores en un sucucho de Quilmes, mi tierra natal.
Despúes nos pedimos los canelones de molleja, acelga, ricota y nuez, con una salsa natural de tomates perita, crema y pesto –o similar-​. Bien, correcto, rico, abundante, pero algo de ese plato no me cerró. No sé, no me enamoré.
Como postre, mi papá pidió una terrina de chocolate que le encantó y yo un pastel de tres leches con una mousse de chocolate blanco que fue –la mousse– una de las cosas más ricas que comí en mi vida. El pastel dudoso también, pero todo correcto, ese es el dilema, la comida es correcta, algo falta.
Es caro, gastamos $ 450 por persona, el lugar es totalmente incómodo y si hubiera sido yo la que pagó tal vez estaría llorando. Yo sospecho que es porque en esa sucursal no está Lele, dueño y jefe, por lo que estimo que algunas cositas, como por ejemplo las gambas pasaditas de cocción estaban hechas de antes, por eso quisiera ir al otro porque entiendo que es un lugar excelente para comer como rey y quedar de siesta.
Lo cierto, y para ser sincera, es que mi viejo salió encantado y amó todo lo que comió, aunque coincidimos en lo poco confortable del lugar. El gusto con la comida es muy subetivo, por eso mi consejo es que tienen que ir.
La atención del mozo es un mil, un genio.
Sólo efectivo!

En Café San Juan la comida es insuperable, abundante, deliciosa.
La atencion de lo/​as meseros impecable. Una cordialidad unica. Tratan a cada comensal con tanta alegria y respeto que dan ganas de volve, Cada peso invertido se justifica ampliamente.
La bondiolita de cerdo con cebolla envuelta en panceta mmm!!!
El volcan de chocolate!!! Dios manjares!!!
No ir sin reserva, .
Lo unico que le veo mal es que solo tenes 2 hs para comer.
Pero despues IMPECABLE
Solo Efectivo

Creo que fuí con expectativas muy altas entonces me desinflé bastante. El lugar es reducido y hay muchas mesas, las cuales están bastante pegadas una con otra. La carta está bién, pero si van en familia tienen que tener en cuenta que los platos están de 190 en adelante y no aceptan tarjetas de débito ni crédito. Nos recomendaron que como es cocina de autor convenía pedir una entrada, pero no queríamos. La atención es muy buena y los mozos están muy atentos. En lo personal la comida no me deslumbró, aunque estaba en su punto justo, pero nada fuera de lo común. Voy volver para probar otros platos

Llegue a Café San Juan por escucharlo nombrar entre algunos conocidos.
El local es chico, pero como éramos dos conseguimos mesa enseguida. Si venís con más gente conviene reservar ya que dicen que siempre está lleno.
La atención es buena. Son dos mozos, y no se necesitan más ya que el lugar es chico, no tienen carta, por lo que el mozo se acerca con una pizarra donde están escritas las entradas, tapas, cazuelas y platos principales y te orienta sobre cada una de los platos.
Respecto a los platos, las entradas vienen 3 porciones de cada una. Los platos principales son abundantes y se pueden compartir, nosotros pedimos el ojo de bife y te lo dividen en dos platos y ya así la porción es grande.
Creo que lo que el local sea chico y tenga pocas mesas ayuda a que los platos salgan enseguida y estén bien presentados.
Los precios son altos pero me parecen acordes a los tipos de plato, ya que hay pulpo, langostinos, ojo de bife, y son abundantes.

Fui a Café San Juan con unos amigos de afuera. Todos habíamos vivido en España así que estábamos emocionadas para brindar en un restaurant con comida que suscitó memorias de nuestros viajes juntos. Sabíamos que no era ¹⁰⁰⁄₁₀₀ comida española pero todo el mundo decía que estaba buenísimo y muy cercano.
HAY QUE sacar turno porque se llena. Es un restaurant chiquito en San Telmo tirando para la Boca, en una calle (San Juan) sin mucha vida a la noche. Café San Juan, en cambio, estaba repleto, con gente esperando afuera y todo. Se ve re alegre e íntimo, sin pretensiones pero cálido igual — mi restaurant ideal. Teníamos reserva así que entramos rapidito.
Empezamos con una tortilla de papa, un pâté de conejo y gambas al ajillo. La tortilla normal y de hecho la mía es mucha mejor. El pâté muy raro con un sabor medio a vinagre que le daba un gusto feo… no me gustó. La gambas increíbles y sin duda uno de los destacados de la noche. Mojamos el pan (muy bueno) en el aceite que quedaba porque no lo queríamos perder. Después pedimos unos canelones de mojella que estaban también increíbles y usaba mucha albahaca. El último plato fue un codorniz que era casi incomible. La salsa era exquisita pero el codorniz en si fue tan duro y seco que no se podia comera. Lo tuvimos que dejar.
Me decepcionó mucho la comida por todos los comentarios que me habían llegado, especialmente porque los platos son medio caritos. Si bien comimos algunas cosas increibles, algunos eran malos tirando para horribles. Lo que sí, los platos eran muy abundantes y entre dos mujeres y dos hombres no hubo forma de termina todo lo que pedimos. Volvería sin duda para comer esas gambas y canelones de vuelta.

No estaría exagerando si dijera que es uno de los lugares de Buenos Aires en los que mejor se come. Llegué porque me lo recomendó un tío al que le encanta comer. Fuimos un mediodía de domingo con mi viejo, lo cuál ya era arriesgado. Repleto de turistas, conseguimos una mesa después de esperar un rato porque sólo éramos dos.
Pedimos de entrada fainá con paté de conejo. En cuanto llegó pensé que era uno de esos lugares en las que te sirven dos bocados y te van con ganas de frenar en el camino a comerte una hamburguesa. Bueno, me equivocaba. La entrada no era abundante, pero estaba completamente balanceado con el volumen de los platos.
De plato principal pedí pasta. Nada me decepciona más que pedir pasta y que me sirvan cuatro ravioles con un dibujito de salsa encima, o seis tallarines bien acomodados en el centro de un plato gigante. Bueno, llegó mi plato: un plato hondo enlozado repleto de fideos con abundancia de todo lo que decíà la carta que traían (que era mucho). Mi padre terminó su plato y el mío, porque había que guardar lugar para el postre: P
El lugar es lindo, muy pintoresco. La demanda los sobrepasa un poco, y eso lleva a que la atención no sea tan impecable, pero tienen buena onda, y se les perdona. Y el chef es un genio. El pibe sale con su onda canchera, sabiendo que todos lo quieren ver (porque sale en la tele), y se acerca sin drama, saluda, y vuelve a su laburo.

Café San Juan lo conocí viendo utilisima con mi mamá y mi hermana hace un par de años. Lele, el cocinero, es un hombre joven que te engancha con su onda distendida. Se notaba viendo el programa el amor que tenía hacíà la cocina. Así que fuimos a probar la comida de Café San Juan.
No decepciona. Nunca. Es excelente.
Podría escribir 1000 palabras y serían todos elogios. Nunca comí tan bien en mi vida como todas las veces que pise este bar especialista en tapas.
La atención me pareció excelente. Hay que reservar con anticipación porque es muy popular.
Del lugar me gusta que se ve donde y cómo trabajan los cocineros, y que a veces aparece Lele y si sos medio cholulo te salta esa cosita de ”el de la televisión me está cocinando”.
La carta siempre va cambiando pero la última vez que yo fui había canelones de mollejas y es la combinación más perfecta del mundo.
100% recomendable. Eso sí, vayan esperando gastar un poco de más, porque no es el lugar más barato del mundo, pero vale la pena.