Si estás cansado de los conjuntitos rosas para las nenas y celestes para lo varones, Cataplin es el lugar indicado. Aquí hay de todo menos lo tradicional, reinan el color, las texturas y la creatividad para vestir y divertir a niños de hasta 5 años. Las batas de baño que imitan animales como pollitos y cocodrillos son una ternura. También me gustan los vestidos con diseños de vaquita de San Antonio y los ositos para bebés con motivos que navegan entre lo infantil y lo rockero. Las mochilas de plush con forma de pez, pingüino, pato, león, sapo y mono le sacan una sonrisa al abuelo más serio. Los colgantes para las cunas tampoco se quedan atrás. El local está atestado de muñecos y quizás no es una buena idea ir a comprar en compañía de los más pequeños porque se vuelven locos queriendo tocar todo. Si bien los precios no son accesibles aceptan tarjetas de débito y crédito y hacen descuentos de hasta el 20% por pago en efectivo.