El Ñandú

Me encanta. Tiene toda la onda y se come muy rico! Lo único: hay que tener cuidado de no ir muy tarde (a veces se quedan sin comida).

Fuimos a almorzar tarde y nos atendieron rápido, dejamos las bicis en el patio de atrás y nos sentamos a comer al aire libre.
Tienen buena comida porteña y la sirven en porciones abundantes.
Es muy descontracturado y tienen muy buenos precios.
La atención de los mozos le resta una estrella, te miran mal, una de ellas no nos contestaba, no te traen las cosas la primera vez que las pedis.

Parrilla barata y super rica! Hay que saber pedir… si vas entre 2 te conviene el mix de carnes, al ser para compartir no se encarece para nada. Cada choripan esta aprox $ 50 y son muuuuuuuuy ricos! Eso si… preparate para esperar y dar vueltas por la feria de antiguedades que se desarrolla en frente. Minimo 1 hora, pero lo vale… siempre esta lleno. Olvidate de sentarte en la mesa que queres, lo que toca toca! No esperes ningun lujo, los manteles son de papel por ejemplo pero la verdad que la relacion calidad precio es casi insuperable. Esta al lado de Peru Beach, bien cerquita del rio. La comida tarda pero es obvio al estar siempre lleno y ser un lugar grande, de todos modos lo super recomiendo!

Una de las mejores opciones en el pequeño polo gastronómico que es el bajo de San Isidro, siempre y cuando vayas con tiempo. Más allá de las largas colas y la necesidad de ir temprano este lugar es una parrilla excelente con un clima bien fa, iliar, algo rústico pero muy lindo tanto para comer al aire libre como adentro con mesas de madera, horno de barro, y un ambiente luminoso y acogedor a la vez. Me encanta la entrada: te traen un pan de campo con queso crema o manteca para untar, calentito y riquisimo. La comida varía desde platos tradicionales de parrilla (con guarnición de papas fritas y puré de calabaza), comidas regionales y otros menos tradicionales como quesadillas de salmon (también vienen con otras carnes pero esas son super recomendables). La parrilla es muy buena y bastante abundante, la atención suele ser un poco lenta, hay que ir con paciencia orque el local es enorme y pareciera que a veces se les va de las manos pero la comida vale la pena. Algo copado es que si vas a la tarde tienen para tomar mate y tortas fritas ! Otra cosa negativa es que no aceptan tarjeta

Comida casera, super abundante y riquisima. Las cazuelas una delicia; el ambiente al aire libre es lindo pero a mi gusto le falta iluminacion. La unica critica q le daria es la larga espera para que te atiendan y que no toman reservas.

Desastre, en el patio no se ve absolutamente nada. El servicio pésimo, se olvidaban platos o tardaban mil años, cuando terminas de comer no te retiran los platos, estuvimos con los platos en la mesa por mas de una hora. Lo unico bueno fueron las empanadas pero tampoco eran magicas, la carne no era rica, casi que recalentada. No volvería.

A los porteños nos queda un poquito lejos, pero vale la pena moverse un fin de semana para conocer el lugar y probar la comida. De paso, se dan una vuelta por el mercado de antigüedades y la reserva rivera norte, que quedan ahí nomas.
El ñandú es del estilo, y no se si de los mismos dueños, de locales como las Cabras, que se pueden encontrar en capital. La onda: manteles de papel con crayones para dibujar o jugar al ahorcado mientras se espera la comida (tarda bastante!), un menú con mucho regional (aguante la papa y batata rellena) y un precio accesible. Mientras esperas la comida te dan un pan de campo con queso/​manteca que está buenisimo.
Datazo: se llena mucho, al menos al mediodía. Ir temprano! Y tratar de conseguir mesa en el jardín, que es hermoso.

Muy buena comida, el punto de la carne fue el pedido, rápida atención, precios adecuados, platos para compartir, vale la pena, la única contra es que no aceptan tarjetas

Excelente atención, platos grandes y muuuy buena comida y precios. Super recomendable!

Con la estética y carta idéntica a Las Cholas (Las Cañitas), La cholita (Recoleta) y Las Cabras (Palermo), El Ñandú ofrece platos auténticos argentinos, opciones algo extravagantes (al menos que tomen helado de yerba mate todos los días), comidas de otros países (como las quesadillas con distintas opciones de carne) y los típicos de siempre (como la infaltable ensalada Caesar, o panqueques con dulce de leche).
En general a todos los que conozco que hayan visitado alguno de estos lugares les encantó la atención y la comida. Los precios son un tema aparte, porque son muy accesibles.
El pan casero que te ofrecen con manteca para que no te mueras de inanición (ni envidia de las mesas vecinas) mientras esperás tu pedido es riquísimo. Además, tenés la opción de hacer una obra de arte en el mantel de papel que cubre las mesas, dejan una canastita con crayones de muchos colores para que los chicos (y, ¿por qué no?, los adultos) se entretengan.
Uno de mis lugares de cabecera.
¿Un punto en contra? La espera a veces es insoportable, y el ambiente suele ser ruidoso. Pero si lo que te importa es sólo la comida podés llevártela a tu casa y ahorrarte la fila.

Uno de los mejores restaurantes argentinos de zona norte, con una relación precio-​calidad ridículamente buena. Que el pancito de campo bien fresco con manteca no te alejen de pedir alguna entrada; las empanadas de lomo del horno de barro son un camino de ida. Los platos son ABUNDANTES, y todo lo que llega a la mesa es riquísimo y con la temperatura ideal. Hay que ir con tiempo porque suelen estar muy llenos, aunque esto no influye sobre el tiempo en que te traen el pedido. El único punto en contra es que no aceptan tarjetas de crédito, así que a no despistarse porque tampoco hay cajeros cerca. Muy buena atención en el salón, y sale de las mozas mismas la invitación a preparar las sobras para poder llevarlas a casa.
Para tener en cuenta: la limonada con jengibre y menta es sencillamente increíble.

La comida es excelente y la relación precio-​calidad muy bien.
Ideal para ir en grupo.
Comida regional y carnes. Impecable.
Mucha espera, no hacen reservaciones.
No aceptan tarjetas.

Fuí ayer a «El Ñandú» a un cumpleaños en donde eramos 12 personas. Llegamos a las 21 y recién nos dieron lugar a las 23.30!!! (cabe aclarar que hacían 8 grados). Entraron otros grupos antes que nosotros pero porque eran menos en vez de juntar algunas mesas.
Adentro (adentro no, sino en el patio que da a la calle cubierto por un plástico) nos dieron lugar como ya dije antes bien tarde, las mozas que nos atendieron lo hicieron rápido y de forma muy cálida.
Pedimos Parrillada que estaba… normal, ya entre el frío, y el hambre te daba igual la comida, lo que si noté es que estaba algo frío.
Seguramente vuelva a ir porque vivo cerca y pueda reseñar devuelta levantando una estrella.

Me encanta El Ñandú. Fui mil veces, con amigos o familia y siempre comí bien y muyyy accesible!
El lugar también está bueno, tiene varios espacios. Lo que no es tan bueno es el ruido, siempre, siempre está lleno y retumba demasiado, por eso lo recomiendo para ir en grupos y no a una cita.
La comida es toda bárbara. La parrilla, las pastas (en especial los ñoquis, es lo que más recomiendo) y los wraps de todo tipo que hay. También los postres!
Todo riquísimo, abundante y a buen precio. Es una muy buena opción si andás por Zona Norte.
Eso sí, andá temprano, porque la espera de una mesa puede ser eternisisisima.

El jueves me llevaron a este restaurant. La verdad es qu aunque el dia no era optimo en las mesas del deck trasero se estaba muy bien.
Es unr estaurant con un salon bien grande y espacio afuera, pero estaba lleno y habia bastante gente esperando.
Ese estilo como el de las cholas y las cabritas: ambiente distendido, parrilla y comida un poco autoctona. La carta es abstante extensa y ofrecen carnes, pescados, ensaladas, comidas al horno de barro.
No me vuelven loca estos lugares, pero hay que reconocer que la comida es rica y los precios son buenos.
Primero te traen buen pan con manteca. Yo comi un pastel de calabaza y lomo hecho al hornito que estaba buenisimo: la calabaza bien dulce, buen gratinado.
Lo malo: NO TENIAN PAPA, COMO PASA ESO?!
La atencion regular.
En fin, el lugar esta bien si andan por la zona y sepan que van a tener que esperar.

Cuando pienso en ir a comer con mis amigas por el barrio, siempre decidimos por el ñandú. Su ambientación adecuada pero sin demasiado lujo, lo hacen un lugar agradable. Solo aceptan efectivo, como punto en contra. La comida es riquísima, los platos abundantes y se come barato. Recomiendo los pescados a la parrilla o las quesadillas.

Carne de muy buena calidad y porciones de gente que sabe comer. La verdad altamente recomendable y los precios son muy buenos. Lo único a criticar es que aceptan solo efectivo.

Es por lejos uno de mis lugares favoritos. Voy seguido por dos razones básicas: se come bien y se come barato.
El lugar es bonito y grande. Tiene un patio grande lleno de mesitas y mucho verde y es lo ideal para cuando está lindo el clima.
La estrella es la carne y es realmente buena. La parrillada es para compartir entre varios, super abundante. Algo que se destaca fuera de lo que es carne son las quesadillas. Pedí unas quesadillas de pollo y estaban riquisimas. vienen con papitas, rúcula, tomate, guacamole, queso blanco…
Antes si ibas con niños te dejaban un vasito con crayones para que dibujen en el mantel (que es tipo papel madera). La última vez no nos dieron; no se si habrá sido circunstancial o si no dan más.
La atención es un poco ruleta rusa. Tengo la teoría de que en la parte de afuera te atienden mejor que en la parte de adentro, pero no es teoría comprobada. Adentro es medio ruidoso y está todo muy apretado y siento que eso suma a la locura.
CLAVE 1: Si vas de noche, la recomendación principal es ir antes de las 20.30, una vez pasada esa hora, vas a tener que esperar. Antes de ese horario se consigue mesa seguro; 10 minutos después ya hay una cola de 10 personas.
A mi no me gusta esperar así que siempre trato de ir temprano y jamás tuve que hacer cola, incluyo yendo con grupos de 7 u 8 personas.
CLAVE 2: no trabajan con tarjetas
UNA FALLA: afuera comés a la luz de las velas y no ponen suficientes. Nos hemos encontrado teniendo que prender la linterna del celular para elegir un pedazo de carne. La vela da un ambiente lindo y relajante pero deberían repensar un poco el tema iluminación y quizás agregar algunas guirnaldas de luces o similar.

La comida es rica, buena y barata. Pero hay que ir con tiempo, porque se llena temprano y la atención no es de lo mejor. Los pasteles al horno, la parrillada y la cesar es lo más rico del menú

Dude en cuanto a las estrellas que le iba a poner. Fui hace 3 años por primera vez y me encantoooo! Volvi fascinada y quise repetir ya que hacia mucho que no andaba por esa zona de san isidro. Para mi sorpresa, no estaba como antes! Es un lugar super agradable y re da con niños (de hecho estaba lleno de niños). Recordaba las porciones mas abundantes (un mix de vacio, entraña y asado que comparti con mi marido nos quedo corto y no somos de comer woooow) eso si, el precio bien, economico…
La atencion un desaaaatre, no se si es q era sabado al mediodia y estaban a full o que pero la camarera estaba mareada, no sabia a donde llevar cada cosa y encima nos hizo cambiar de mesa xq atendian solo hasta una mesa adelante de la q nos sentamos, cuando vio que estabamos con un bebe y teniamos q movilizar bastantes cosas… Encima despues se sentaron otros y los atendio, me hubiera levantado e ido si no fuera xq ya me habian traido la comida. Me parecio muy descortes.
Por lo unico que se gana las 3 estrellas es x la relacion calidad precio. Pero la verdad que no volveria

De la misma onda que Las Cholas y Las cabritas, El ñandú es un buen restaurante informal, con muy buenos precios y amplia variedad en la carta.
Por su ubicación relativamente cerca del río, es un lindo lugar para ir cuando el clima acompaña. Es bastante abierto, deja pasar el vientito y tiene esa onda medio veraniega con sus sillas de madera y mimbre. Para la zona es particularmente barato, porque en medio de San Isidro es muy difícil encontrar estos precios para lo que te ofrecen. Sobre todo tomando en cuenta que las porciones son bastante abundantes.
Eso sí, tenés que ir con paciencia para bancarte la cantidad de gente y el bullicio. La atención, si bien suele ser buena onda, puede resultar un tanto lenta. Si no estás cn ganas de comer en un ambiente bien descontracturado –con lo bueno y lo malo que esto implica– olvidate.
La carta incluye variedad de parrilla, toda muy rica. Pero a mí particularmente me gusta mucho el pollo picante con guacamole y las fajitas con salmón.
Ideal para ir a comer de día y después hacer un paseo por la costa.